El Dínamo | Ofensiva eléctrica del gobierno: ¿Un alivio real para las pymes?
El Dr. José Navarrete, director del Magíster en Tributación de la Universidad Andrés Bello, analiza los avances en este tema para las pequeñas y medianas empresas del país.
La reciente propuesta del gobierno de subsidiar las tarifas eléctricas para las pequeñas y medianas empresas, las pymes, evidencia un esfuerzo por aliviar las cargas económicas que este sector enfrenta, en un contexto de alta inflación y una economía que aún no despega del todo.
Sin embargo, como ocurre con muchas iniciativas públicas, vale la pena preguntarse si este tipo de subsidios son soluciones estructurales o solo parches temporales.
Las pymes representan un número importante de empresas en Chile y generan una parte significativa del empleo nacional.
Pese a ello, históricamente han cargado con desventajas en términos de acceso a financiamiento, trámites administrativos y costos operativos, siendo las tarifas energéticas uno de los factores más críticos.
Las alzas en el precio de la energía, impulsadas por dinámicas globales y una matriz energética en transición, han afectado de manera desproporcionada a este grupo.
En este sentido, un subsidio podría ofrecer un alivio inmediato y necesario. Sin embargo, la efectividad de esta medida dependerá de varios factores.
Alternativas para las Pymes
Primero, ¿cómo se determinará quién califica para el subsidio? La experiencia muestra que, en muchas ocasiones, los procesos para acceder a beneficios gubernamentales son engorrosos y excluyen a quienes más los necesitan.
Segundo, ¿qué tan sostenible es financiar este tipo de ayudas con el actual escenario fiscal? Chile enfrenta un escenario de estrechez presupuestaria, y este tipo de subsidios podría terminar siendo un “pan para hoy y hambre para mañana”.
Más preocupante aún es la falta de señales claras respecto a una estrategia a largo plazo para reducir los costos energéticos estructurales.
Si bien Chile ha avanzado significativamente en energías renovables, la transición energética sigue siendo lenta y no necesariamente se traduce en menores costos para los usuarios finales.
La falta de una regulación más competitiva en el mercado eléctrico y las inversiones en infraestructura para mejorar la distribución siguen siendo asignaturas pendientes.
El subsidio puede ser bien recibido por los pequeños empresarios que ven cómo sus costos fijos siguen aumentando, pero no debemos perder de vista que las pymes necesitan más que alivios puntuales.
Requieren un entorno estable y predecible, donde puedan planificar a largo plazo sin temer el impacto de alzas inesperadas en insumos esenciales como la energía.
Oportunidad
En este sentido, el gobierno tiene la oportunidad de ir más allá de la solución inmediata y comprometerse con reformas estructurales.
Una política energética que promueva la competencia, reduzca barreras de entrada para nuevas tecnologías y garantice una transición eficiente a energías limpias sería el verdadero apoyo que las pymes necesitan para competir en un mercado globalizado.
El subsidio eléctrico es una señal de que el gobierno está escuchando a las pymes, pero la pregunta sigue abierta: ¿estamos resolviendo el problema o solo posponiéndolo?
En lugar de construir castillos de alivios temporales, es hora de cimentar un futuro más sostenible y competitivo para nuestras pequeñas empresas.
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