Directora del Instituto del Deporte y Bienestar reflexiona sobre la salud mental en poblaciones minoritarias

El número de inmigrantes en Chile se ha cuadruplicado en los últimos nueve años, representando actualmente el 8,7% de la población total, una cifra superior al promedio mundial y a la de los países vecinos. Este rápido incremento ha provocado un aumento de la pobreza, el empleo informal y la sensación de inseguridad, afectando significativamente la salud mental de estos grupos, presentando un desafío considerable para el país en cuanto a la implementación de políticas que fortalezcan en lugar de debilitar a la sociedad.

Paula Ortiz, directora académica del Instituto del Deporte y Bienestar (IDDB) de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, fue contactada por la Asociación de Psicología Aplicada al Deporte AASP (Association for applied Sport Psychology) para reflexionar sobre las dificultades que enfrentan los inmigrantes en su adaptación a un nuevo país. «Es crucial considerar las diferencias culturales que, aunque enriquecedoras, pueden generar miedo y cuestionamientos, especialmente cuando están influenciadas por experiencias desfavorables», afirma la académica.

Estrategias para superar las adversidades

La directora sugiere que “el primer paso para enfrentar estos desafíos es buscar apoyo profesional en salud mental, preferiblemente con expertos que comprendan las necesidades específicas de las minorías y que tengan experiencia trabajando con personas de la misma cultura o grupo étnico”.

Además, enfatiza la importancia de que se determine dónde están las vulnerabilidades para facilitar la inserción, remover barreras y proporcionar apoyo a los inmigrantes para que se informen sobre aquello que afecta su salud mental. Y con acompañamiento se empoderen en desarrollar estrategias que mejoren su bienestar personal y el de su comunidad. «Esto contribuye a reducir el aislamiento y fomenta la creación de una red de apoyo emocional», añade.

La psicóloga, además, subraya el papel del deporte en este proceso, señalando que «la práctica deportiva fortalece el autocuidado, la resiliencia y el sentido de identidad y orgullo cultural».

El deporte como herramienta de integración

En cuanto al impacto del deporte en la mejora de la salud mental y la integración, la experta sostiene que «es fundamental aumentar la conciencia sobre los efectos del racismo y la discriminación en la salud mental y cómo un entorno deportivo adecuado promueve el desarrollo biopsicosocial, valorando la diversidad, inclusión y diferencias culturales». Esto incluye educar a entrenadores, personal de apoyo y a todos los involucrados en el entorno deportivo sobre estos temas para implementar las mejores prácticas en base a políticas y acciones antidiscriminatorias.

Finalmente, la directora del IDDB de la UNAB resalta también la importancia de capacitar a los deportistas para que desarrollen conciencia, establezcan límites y se empoderen para enfrentar situaciones de discriminación y racismo. «Es esencial enseñarles a abogar por sí mismos y a buscar apoyo cuando lo necesiten», concluye