Diario Financiero | Head hunters sugieren incentivos a empresas y pasantías para sumar a trabajadores jóvenes y sin experiencia
En la última versión del Panel Laboral UNAB, se les preguntó a los panelistas sobre la inserción laboral juvenil, las complejidades de entrar al mercado laboral por primera vez y si el proyecto de Ley que actualmente se discute en el Congreso sería una buena herramienta para disminuir el desempleo de los jóvenes.
Los jóvenes interesados en trabajar aún enfrentan en el país una barrera de entrada bien evidente: la nula o poca experiencia. Un 62% de las 27 empresas de reclutamiento local que integran el Panel Laboral UNAB se mostró de acuerdo o muy de acuerdo con que sigue vigente esta cortapisa, en circunstancias que un 42% señaló que en todos los procesos de contratación se solicita alguna aproximación laboral.
En muchas ocasiones, explica el socio de IT Hunter, Franco Toselli, se trata de un factor que tiene más peso que los conocimientos académicos. «Esto se debe a que, en el ámbito laboral, se valoran habilidades y conocimientos específicos que suelen adquirirse a través de la experiencia práctica, más que en el entorno académico», dice el ejecutivo de una de las firmas que participa en la medición que hace mes a mes el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello y la Dirección de Egresados, Empleabilidad y Redes (Alumni) de la casa estudios.
Tan determinante es la experiencia, que un 42% del panel señaló que en muchos procesos de selección que han encabezado en el último tiempo tuvieron que rechazar a algún candidato. Por el contrario, solo un 13% respondió que en «pocos» y un 8% que en «ninguno».
Para el co-founder de Shilton Consulting Headhunters, Felipe Cosialls, la experiencia mínima apunta a mitigar los riesgos para la empresa en la contratación. «Es como si una aerolínea fuese a contratar a un piloto sin horas de vuelo», ejemplifica.
Toselli agrega que en ocasiones resulta «más sencillo» respaldar a alguien probado más en terreno que en el área académica, pues «puede garantizar que la persona posea las habilidades y competencias necesarias para desempeñar eficazmente las funciones del puesto de trabajo», dice.
«Es importante incentivar el empleo formal juvenil, pues las cifras de informalidad son especialmente altas en este grupo«, sostiene Claudia Montedónico, de HR Burô.
«Se valoran habilidades y conocimientos específicos que se adquieren en la experiencia práctica, más que en el entorno académico», afirma Franco Toselli, de IT Hunter.
«Es crucial que las políticas públicas que se promuevan cumplan el objetivo de impulsar la inserción laboral de los jóvenes», dice Francisca Espinoza, de la UNAB.
A la hora de medir las razones que explican la baja empleabilidad de los jóvenes, la más mencionada por los head hunters (33%) es la diferencia entre las expectativas de los postulantes y la realidad de los puestos disponibles. Le sigue la menor o nula experiencia laboral que en ocasiones los deja fuera de los procesos de selección (29%) y una formación profesional que no se condice con las necesidades del mercado (17%).
La tarea pendiente
Pese al diagnóstico, la mayoría de los head hunters se mostró en desacuerdo con el proyecto de ley -hoy en trámite en el Congreso- que busca incentivar la contratación de jóvenes entre 18 y 28 años.
El rechazo particular (71%) es sobre la idea inicial que tenía la propuesta, que era establecer una cuota de contratación, la que -con posterioridad- giró a favor de dar
«preferencia» a los jóvenes en los procesos de selección.
Lo que sí un 62,5% se mostró partidario de que las empresas realicen mayores esfuerzos para generar programas que faciliten la inclusión de personas jóvenes sin experiencia en el mercado laboral.
«Es importante incentivar el empleo formal juvenil, pues las cifras de informalidad son especialmente altas en este grupo», dice Claudia Montedónico, de HR Burô, quien enfatiza que el esfuerzo debe venir tanto de las compañías como del Estado.
La directora ejecutiva de Global Jobs, Patricia Codecido, sostiene que generar programas que permitan la inclusión de personas jóvenes sin experiencia en el mercado laboral no solo es beneficioso para los jóvenes individuales, sino que también puede tener impactos positivos significativos en las empresas y en la sociedad.
Desde su perspectiva, su integración «permite desarrollar talento, incorporar diversidad y perspectivas modernas, comprometer a la organización con la responsabilidad social corporativa y cumplir con objetivos empresariales al ofrecer oportunidades a jóvenes que permitan garantizar la continuidad de sus operaciones a largo plazo», dice Codecido.
Con relación a cuáles serían, según los expertos, las mejores prácticas y/o políticas públicas que permitirían mejorar la empleabilidad de los jóvenes, los resultados arrojaron que la fórmula con más adeptos fue: la generación de pasantías de trabajo juvenil, con un 42% de las preferencias; seguido de un programa de incentivos tributarios a la contratación de jóvenes con un 29%, y el adaptar la formación profesional a los requerimientos que tiene el mercado con un 21%.
Para la economista del Instituto UNAB de Políticas Públicas, Francisca Espinoza, los datos muestran que efectivamente los jóvenes se encuentran en una situación de desventaja a la hora de entrar al mercado laboral respecto a la población general.
«Por eso, es crucial que las políticas públicas que se promuevan cumplan el objetivo de impulsar su inserción y que, además, no tengan un resultado neto negativo considerando a todos los actores del mercado, sobre todo en un contexto en que la situación general del empleo y de la economía en Chile se encuentra deteriorada», dice Espinoza.