De rector a representante global: egresado de educación física lleva la experiencia educativa chilena a la Asamblea Mundial de Jóvenes de la ONU
Ignacio del Fierro es rector del Colegio Patmos de Viña del Mar y fue seleccionado para representar a Chile en la Asamblea Mundial de Jóvenes organizada por AFS en conjunto a Naciones Unidas y la UNESCO en Nueva York.
¿En qué estás hoy en día?
Estudié Educación Física en la Andrés Bello de Viña del Mar y después cursé un magíster en Gestión Deportiva. Si bien, comencé mi carrera como docente, hoy soy rector del colegio Patmos de Viña del Mar. Colegio que tiene 67 años de trayectoria en la Región, que cuenta con 400 estudiantes y que desde su fundación incorporó una mirada más integral hacia su comunidad estudiantil.
¿Cómo te enteraste de la Asamblea Mundial de Jóvenes que organiza Naciones Unidas y qué te motivo a postular?
Vi en internet que había una postulación a una de las cuatro becas, respondí las preguntas y conseguí el apoyo a nivel nacional. Luego, ellos te solicitan una nueva carta que evalúan en Estados Unidos y te avisan si eres o no uno de los elegidos para representar al país.
Yo creo que a nivel de gestión educativa tenemos mucho por hacer, confío en la calidad docente que tiene el país y que forman las universidades hoy, pero sé que el ser humano puede hacer mucho aún. En este sentido, creí que era interesante exponer mi visión a nivel mundial de lo que pasa en nuestro país y cómo se vive la educación, y recoger también información de lo que pasa en otros lugares. Con esto, podemos hacer pequeños cambios que vayan en beneficio de los estudiantes.
¿Y en qué consiste tu participación?
La Asamblea Mundial de Jóvenes para líderes educativos abarca los cambios para el futuro en temáticas de educación. Yo postulé a la versión 29, se eligen cuatro jóvenes que tengan proyección en el área educativa de cada país y salí electo en representación de Chile.
Estuve desde el 15 al 18 de agosto en diversas conferencias, reuniones y cátedras, una de ellas en la sede de Naciones Unidas en New York para presentar el modelo educativo que tiene Chile, compartiendo con otros seleccionados de todo el mundo, complementando experiencias y trabajando en conjunto los cambios del futuro en la educación.
Desde mi labor como rector fue muy enriquecedor representar al país y también al colegio, yo fui en el área de gestión educativa, compartí experiencia con los más de 150 profesores del mundo, cada uno representante y líder de algún área específica.
¿Qué temáticas abarca esta Asamblea Mundial?
Se divide en cuatro temas, está la Crisis Humanitaria que se vive con la guerra entre Rusia y Ucrania, algunos países que están más cerca se ven mucho más afectados que nosotros.
La otra es Acción Climática, que promueve el aporte que tú puedas hacer desde tu rol como líder educativo al medio ambiente.
El Sistema de Alimentación en la educación es otra de las temáticas que se abarcan, porque hay países que sufren por no tener comida para alimentar a sus alumnos.
Y la línea en la que participé yo fue el Futuro de la Educación, que tiene que ver con la integración de la tecnología y la innovación en los procesos educativos. Fue algo muy enriquecedor, que nos permitió hacer redes para compartir prácticas pedagógicas a distancia y saber lo que está pasando y cómo se está implementando a nivel Latinoamericano o también en el resto del mundo.
Hoy hay mucha incertidumbre con los procesos educativos, no se sabe que irá a pasar en 10 años más, si la inteligencia artificial cambiará a los profesores por máquina, si vamos a dejar de leer o vamos a entregar la información de otra manera.
Lo que sí sé, es que nos vamos a preparar para enseñar distintas habilidades, estamos en un momento de oportunidad y de cambio, participar de esta asamblea ayuda a saber hacia dónde va la educación en el mundo.
¿Esta participación incluye algún premio?
No en la que yo participé, pero sí hay un premio de 10 mil dólares para quienes se inscriben en la sección de proyectos de alto impacto, que por ejemplo, el último en ganar logró suministrar agua potable en varias escuelas en el “Chaco”, Paraguay, y así incentivar la asistencia escolar.
Si bien, yo dirijo un proyecto en Viña del Mar con otros colegas de la Región, tratamos de cambiar a los estudiantes de su visión individualista de trabajo, y que logren realizar sus proyectos de forma colectiva o en equipo.
Ignacio, volviendo un poco a lo a la UNAB, ¿tú siempre quisiste estudiar o seguir la línea de la educación o fue algo que se dio en el camino?
Gran parte de mi familia son profesores, en un momento dudé en dedicarme a la educación por las conversaciones del día a día en la casa, muchas veces esta labor se hace compleja, pero también, te permite cambiar o transformar la vida de alguien. Y me quedé finalmente con eso, con el importante rol que tiene el profesor, así que seguí con la tradición familiar.
Pude haber entrado a cualquier carrera, pero el día de matrícula tuve una conversación muy interesante en la Universidad Andrés Bello con el profesor Hugo Vargas, que todavía sigue en la universidad, en ese momento hablamos de la educación en el país, de lo importante que era cada proyecto educativo en términos de universidad y del impacto que se puede lograr en una Región. Fue con esta conversación que terminé de convencerme, y en la UNAB, fue donde más querido me sentí.
Fue una buena decisión, estoy orgulloso de la Universidad, fuimos capaces de actualizar sus procesos como estudiantes en su momento, pedimos incorporar más prácticas, inglés y otras materias que hasta hoy fortalecen y benefician a los estudiantes.
¿Cómo fue la experiencia de estudiar en la UNAB de Viña del Mar, recuerdas algún profesor que haya marcado tu camino?
Fue una maravillosa experiencia, yo creo que en educación física, en específico, se vive el compañerismo y el trabajo en equipo de manera distinta.
Sin desmerecer a otras carreras de pedagogía, éramos un grupo muy cercano de compañeros, donde el 70% era de otra Región. Por lo tanto, se tenía una acogida distinta para quienes venían llegando a tu ciudad.
En términos de quiénes marcaron mi camino, está el profesor Hugo Vargas, que fue el que me recibió antes de ingresar a la carrera; la profesora Patricia Romero de Natación, que potencio el significado que tiene el ser profesor de educación física; y por último, el profesor Luis Martínez, que falleció y que hacía gimnasia artística, él siempre fue un apasionado por la enseñanza y la educación.
¿Qué herramientas entregadas por la universidad sientes tú que te ha servido o qué usas hasta el día de hoy?
Yo creo que el tema valórico. Hoy, gran parte de mi motivación es en relación con lo valórico, hay aspectos que no se tranzan, como el respeto, la empatía, el ser buen compañero y el tener una ética profesional, porque la disciplina la puedes adquirir en cualquier universidad, pero la ética o los temas valóricos creo que en la UNAB se marcan bastante.
¿De qué manera consideras tú que hoy estás contribuyendo a la sociedad?
Siento que vivimos en una sociedad muy individualista, donde soy yo primero, yo después y el vivir en comunidad no significa mucho. En esta línea, yo creo que mi gran aporte en cada conversación y acción es decir que vivimos en comunidad y no solo con compañeros del colegio. Hay vecinos, hay medio ambiente y cada uno tiene un rol social. Por lo tanto, nada es individual y la única forma de llegar a la meta es entre todos.
¿Cómo te ves o cómo te proyectas en unos años más?
Yo lo he dicho desde que ingresé el primer año en la universidad, a mí me encantaría ser Ministro de Educación. Ese es mi gran foco, lo voy a seguir manteniendo y me encantaría llegar a serlo. Para eso estamos trabajando desde el estudio, la experiencia y todo lo que se puede hacer para poder lograr en Chile una buena educación.