CSB-UNAB lidera exitosa estrategia que promueve la polinización con abejas nativas
Un protocolo desarrollado por el Centro de Biotecnología de Sistemas de la UNAB, con apoyo de Fraunhofer Chile, Odepa y Corfo, demostró que implementar un manejo agrícola sostenible basado en la conservación de la biodiversidad puede aumentar hasta en 38% la producción de un huerto.
Aumentos en la producción de paltos, almendros y cerezos a corto, mediano y largo plazo registró un estudio en huertos comerciales de la zona central de Chile donde se promovió un manejo agrícola sostenible, basado en la conservación de la biodiversidad del paisaje agrícola y la implementación de franjas con flores nativas para atraer polinizadores, específicamente abejas nativas.
La estrategia, que requiere una inversión mínima por parte del productor, es parte del estudio “Polinización Sostenible: Adaptación al cambio climático para la producción de fruta en Chile”, realizado por la línea Ecosistemas Agrícolas del Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello y Fraunhofer Chile por encargo de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, Odepa.
El estudio, que tuvo una duración de tres años (2020-2022), es parte del Programa Bienes Públicos con Adaptación al Cambio Climático de Corfo. Sus conclusiones se presentaron el pasado miércoles 9 de noviembre en el seminario “Polinización y Fruticultura Sostenible”, realizado en dicha institución.
Acciones sostenibles para manejo de huertos
Sharon Rodríguez, líder de investigación en Ecosistemas Agrícolas del CSB-UNAB y líder del proyecto en el que también participaron las investigadoras Isabel Acuña y Catalina Escanilla, explicó que el estudio se realizó en seis huertos de almendro, palto y cerezo de las comunas de Melipilla, Isla de Maipo y Paine.
Estos frutales fueron elegidos porque requieren la participación de insectos para su polinización, con lo cual se buscó incrementar en el huerto el aporte de las poco conocidas abejas nativas. En Chile existen cerca de 500 especies de abejas nativas, las que pueden complementar la labor de polinización de la abeja de miel en la fruticultura.
A partir del estudio se elaboró un protocolo de polinización que considera cuatro acciones sostenibles de manejo de huertos y colmenas:
- La conservación de un paisaje agrícola biodiverso donde se conserven áreas naturales y seminaturales con flora nativa.
- La plantación de un borde de flora nativa de unos 90 m2 en los huertos, el que al brindar refugio y alimentación atrae abejas nativas que se comprobó luego se dispersan por todo el huerto.
- La identificación de abejas nativas, cuantificación de su abundancia y estimación de su aporte a la producción de fruta a través del análisis de la carga de polen de los frutales estudiados.
- La implementación de un modelo de gestión agroapícola en que los agricultores puedan reconocer la calidad de las colmenas contratadas para polinización y prevenir sucesos que podrían impactar negativamente el desempeño de estas abejas domésticas.
“Con este modelo pudimos proyectar incrementos en la producción de fruta a 3, 5 y 10 años en todos los huertos estudiados. Gracias a la incorporación de los bordes de flora nativa, el mayor impacto se observó en huertos situados en paisajes poco diversos o caracterizados por amplias extensiones de monocultivo, como el caso del palto”, señaló Sharon Rodríguez.
Así, en los huertos de palto intervenidos el aumento de producción se estimó entre 6 y 38% a tres y diez años, respectivamente. En los dos huertos de almendro estudiados, el aumento de fruta proyectado en los mismos periodos fue de 2% a 13%, mientras que para los huertos de cerezos el aumento estimado alcanzó entre 1% y 5%.
Aumentando la competitividad del sector frutícola en Chile
La investigadora señaló que además de su enorme valor ecosistémico, el estudio mostró que el aporte de las abejas nativas al servicio de polinización tiene valor económico, especialmente en el caso de frutales que contribuyen en forma importante a los ingresos de Chile por exportaciones.
En ese punto coincide, Marco Gallardo, director de Sostenibilidad de ProChile y expositor del seminario, quien señaló que “la valoración de los ecosistemas y las soluciones basadas en la naturaleza llevan a generar un mayor valor agregado en los mercados de destino y, por ende, aumenta la competitividad de nuestros productos”.
Por ello, agregó Gallardo, desde ProChile “queremos impulsar que nuestra canasta exportadora transite hacia una mejor gestión sostenible y así abordar la sostenibilidad con indicadores y metas claras, que permitan cumplir con compromisos que hemos asumido como país”.
Claudio Valenzuela, gerente de Redes y Territorio de Corfo destacó que “el principal desafío es que este conocimiento se use y tenga un efecto. Y ahí hay un paso para continuar y mejorar nuestra producción”.
El desafío del cambio climático para la agricultura
Durante el seminario la directora de Odepa, Andrea García, señaló que Chile cumple siete de los nueve criterios de vulnerabilidad al cambio climático y la agricultura es especialmente sensible a ellos. Por ello, subrayó la relevancia del estudio indicando que “debemos comprometernos con un sector frutícola que realice prácticas que sean particularmente conscientes de la biodiversidad y del ecosistema en que se están desarrollando sus cultivos”.
Por ello, indicó, “es muy relevante avanzar en una polinización que sea más sustentable, incorporar prácticas que digan relación con esto, analizar la fruticultura desde una mirada más amplia, que abarque el paisaje, y trabajar en conjunto y desde lo individual para ser menos vulnerables”.
En esta línea, además del seminario, el cierre del proyecto consideró un webinar y charlas en terreno en las comunas de Melipilla y Paine. Estas actividades estuvieron dirigidas a representantes de las comisiones nacionales de Apicultura y de la Fruta, de las instancias público-privadas presididas por Odepa, así como agricultores y apicultores locales, y representantes municipales.
“Cuando el mundo de la academia se une con las necesidades de las personas y la política pública, se produce un efecto virtuoso que ayuda a crear oportunidades concretas de desarrollo”, dijo Juan Pablo Álvarez, coordinador regional del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de Melipilla.
Por su parte, Sharon Rodríguez destacó la importancia de aportar con investigación que “está al servicio de las personas y que se define como un bien público, tanto en su propósito como en el uso de la información que genera”.