CONOCE A TU PROFE | Un director que está entre la docencia, filosofía y diseños de bolsos
Eliseo Lara nació y vivió hasta los 18 años en Santiago, luego se fue a Putre, regresó a Valparaíso y hoy es director del Programa de Pedagogía en Educación Media para Licenciados y Titulados en la UNAB, sede Concepción. Esta es su historia.
Es activo, incansable, tanto en lo intelectual como en la preocupación por sus estudiantes o en actividades docente, siempre “dando lo mejor de sí mismo”, como dice.
A sus 40 años, Eliseo Lara Órdenes tiene un amplio currículo: Licenciado en Filosofía y licenciado en Educación, profesor de Filosofía, magister en Literatura y doctor en Estudios Americanos. Actualmente, es director del Programa de Pedagogía en Educación Media para Licenciados y Titulados de la U. Andrés Bello, sede Concepción, y estudia Psicología en esta misma casa de estudios.
Lara vivió hasta los 18 años en Santiago. Luego se trasladó a Putre donde realizó el Servicio Militar, para volver a Valparaíso a estudiar. En 2019 emprendió el rumbo a Concepción. Hoy es padre de un niño de seis meses.
¿Cuándo llegó a la UNAB?
A la UNAB ingresé como docente en agosto de 2009, recién titulado en los antiguos cursos de Educación General, donde uno presentaba un programa y según la cantidad de inscritos se dictaba. Era un sistema abierto. Recuerdo que mi primer curso fue sobre la Modernidad Literaria. Después daba Cine y Literatura, Historia de la Cultura, hasta que en 2013 ingresé como docente en la Facultad de Educación a dar clases de Antropología Filosófica. Todo esto en la UNAB de Viña del Mar.
¿Qué significa ser profesor en la UNAB?
Para mi ser profesor en la UNAB es un trabajo muy especial, a pesar de haberme formado en la Educación Pública, porque en la UNAB he forjado no sólo mi carrera académica sino también mi identidad docente y de investigación.
Acá he podido ir cumpliendo etapas de forma progresiva, a veces lento y otras de manera muy abrupta, lo cual a uno lo tensiona para dar lo mejor de sí mismo. Y habiendo trabajado en otras instituciones de educación superior, cuando tuve que postular a un concurso post término de mi doctorado, mi primera opción era quedarme en la UNAB y por suerte así ocurrió.
¿Cómo nació su gusto por la docencia?
La docencia es algo que uno descubre que tiene y muchas veces uno llega ahí por diversos factores que no siempre son tan racionales. En mi caso, yo cuando estudié filosofía siempre tuve la idea del académico de cátedra, al estilo alemán o francés, esa idea imitativa de querer ser Heidegger o Foucault, hasta que hice mi práctica intermedia en un colegio de alta vulnerabilidad social en Valparaíso, y entendí que la enseñanza no radicaba en el mayor o mejor dominio de un conocimiento para especialistas, sino en la relación humana que uno puede establecer con otro u otra.
Ahí viví una situación que impactó mucho mi mirada hacia la pedagogía que con los años se fue desarrollando hacia espacios que me tienen formando nuevos docentes y con un perfil humanista, crítico, creativo, pero, sobre todo, de disposición a las realidades que se viven.
¿Cómo fue su etapa de estudiante?
Mi etapa de estudiante fue de mucha participación dirigencial y política en la Universidad de Playa Ancha. Ahí viví mis años de pregrado con amigos y amigas que conservo hasta ahora y donde tuve la suerte de compartir salas con personas que admiro mucho intelectual y humanamente.
Pero, volviendo a la pregunta inicial, creo que mi etapa universitaria fue muy intensa, llena de actividades, de ahí nació algo que persiste en mi trabajo hasta ahora, que es la organización de eventos académicos y/o culturales, los cuales me ayudaron tanto en mi formación profesional como personal, por lo que nunca he sido un estudiante de notas brillantes, creo que eso es una presunción muy arrogante querer obtener siempre la mejor calificación, pero si he sido de hacer muchas acciones con sentido e impacto social, lo cual siempre derivó en actividades que mis profesores y profesoras valoraban mucho.
Ya después en el postgrado uno se pone más centrado en lo académico, pero ni así dejé de tener iniciativas que salieran de las cuatro paredes del aula.
¿Cuáles son sus mayores logros?
Creo que hoy mi mayor logro es ser padre. Si esta pregunta me la hacías hace un año y medio atrás te habría dado una lista de acciones que he logrado profesionalmente, pero que hoy se han vuelto un lindo paisaje en el camino a esta etapa, donde la paternidad vino a darme felicidad y no sólo alegrías como la que nos da el haber logrado un ascenso o una publicación o la adjudicación de una beca o un fondo de investigación.
Siento que hoy mi vida tiene otro orden y trato de disfrutarlo al máximo compatibilizando mis responsabilidades laborales.
¿Cuáles son sus planes futuros en lo profesional?
Los planes que tengo son desafíos, en realidad. Primero estamos trabajando en seguir fortaleciendo el Programa de Pedagogía en Educación Media, tanto en los procesos formativos como de investigación e internacionalización. Luego en lo investigativo estoy a la espera de los resultados de los Fondos a los que hemos postulado con nuestro equipo. Y desarrollar una mejor articulación entre lo que produce como conocimiento la investigación y lo que necesita como respuesta las necesidades de las escuelas. Creo que ese desafío es hoy la principal guía del trabajo profesional que estoy desarrollando y para eso ya estamos trabajando con colegios en la región y con un fondo de investigación en la región de O’Higgins.
¿Cuál cree que es la clave para lograr conectar con los alumnos?
Yo creo que hay que ser persona. Lamentablemente en la academia hay mucha tiranía pseudointelectual donde se quiere demostrar algo, muchas veces de forma autoritaria, un poder que es circunstancial, el que uno ocupe una posición de docente en una sala de clases, porque si voy a un gimnasio o a clases de baile, puede que el profesor o profesora sea uno de los estudiantes que tengo en la universidad.
Entonces, lo primero es eso, reconocernos como personas, que tenemos momentos geniales y otros menos geniales, pero que vamos a seguir habitando el mismo mundo, por lo que es necesario que tengamos un acuerdo de mínimos para compartir. Luego, todo se va dando armoniosamente en un clima de diálogo, respeto y amor por lo que uno hace.
Fuera del aula
¿Qué le gusta hacer en sus tiempos libres?
Mis tiempos libres siempre han sido pocos porque necesito estar ocupado. Así que la lectura es una de mis pasiones, aunque siempre leo sobre temas docentes o lo que estoy trabajando.
Me gusta mucho el diseño, porque además tengo una marca de bolsos y mochilas de cuero que se llama Veneziano, aprovecho de hacer la publicidad (risas). Ahí diseño y dejo que mi creatividad se entretenga pensando en la arquitectura de la confección de un bolso.
Y lo otro es tomar café con amigos y amigas, creo que esa pasión por un café conversado y analizado es uno de mis tiempos más preciados.
¿Algún plato de comida preferido?
Tengo varios, así que los diré en orden de aparición en mi vida: el lomo a lo pobre, locos mayo, las chorrillanas, sushi y el arroz chaufa de mariscos.
¿Qué es lo que más le gusta y disgusta de su personalidad?
Mira lo que más me gusta de mi personalidad, a pesar de que mucha gente que no me conoce no se imagina, es que soy muy sociable y bueno para las anécdotas. Y lo que me disgusta de mi personalidad son dos cosas, soy un poco ansioso, por ejemplo, diseño un bolso y no estoy tranquilo hasta que lo veo terminado, y que nunca he aprendido a tolerar que me interrumpan cuando estoy ocupado. Trato de mejorar eso y ha sido difícil.
¿Qué país o ciudad le gustaría viajar y por qué?
Amo Italia, lo recorrería completo, de hecho, pretendo irme a vivir con mi familia en algún momento allá. Me encanta sus paisajes, historia y sobre todo la alegría de la gente. Además, tienen cuatro cosas que nadie puede negarse a disfrutar: las pizzas, café, vino y el tiramisú.
¿Qué queda pendiente en su carrera?
Tengo pendiente terminar un segundo doctorado que hacía en Alemania en estética, y que abandoné cuando me gané el concurso del cargo que tengo en UNAB actualmente, pero no me veo terminándolo. Y publicar un par de libros de mi tesis doctoral que eso si debo hacerlo.
¿Qué personaje de la historia universal le hubiera gustado ser?
Creo que muchos, me siento un alma vieja así que podría ser desde Sócrates hasta Pepe Mujica. Pero si lo pienso un poco más, creo que Da Vinci.
Escrito por Tania Merino