CONOCE A TU PROFE | Un especialista de los medicamentos que busca mejorar la calidad de vida
Eduardo Amigo vive un momento especial: Regresó a la U. Andrés Bello que lo formó como profesional, y lo hace como docente tutor de campos clínicos y simulación de la Escuela de Química y Farmacia.
“La elección de estudiar farmacia la tomé desde la intuición y el corazón”, dice Eduardo Felipe Amigo Cádiz, titulado en Química y Farmacia de la U. Andrés Bello en 2016.
Este santiaguino vive un momento especial: Regresó a la universidad que lo formó, pero esta vez como profesor, tutor de campos clínicos y simulación de la Escuela.
Desde el por qué estudió esta profesión, hasta cuál es su aporte para un Chile mejor y su labor día a día, este químico farmacéutico explica el rol de estos profesionales de la salud en nuestra sociedad. Este es el diálogo con el nuevo académico de Química y Farmacia UNAB.
¿Por qué elegiste estudiar Química y Farmacia?
La elección de estudiar farmacia la tomé desde la intuición y el corazón, lo que siempre supe era que quería estudiar algo relacionado con la salud, pues desde pequeño una de las cosas que más me motivaba era ayudar con las labores de cuidados a mi familia, creo que todo esto fue influenciado por mis abuelos pues ellos eran adultos mayores con una gran cantidad de comorbilidades y polifarmacia (término que en aquel entonces desconocía por completo), entre otras cosas, una característica común para muchas familias. Por cosas de la vida, mi madre tuvo que postergarse durante mucho tiempo para poder dar abasto con las labores de cuidado de mis abuelos.
¿Qué recuerdas de tus años como estudiante en la UNAB?
De las cosas que recuerdo con más cariño, son a algunos profesores – como el profesor Sebastián Orellana – que con una forma bien particular de enseñar se dieron el tiempo de entenderme y apoyarme con las herramientas que necesitaba en aquel entonces, herramientas que, incluso hoy, me resuenan y me sirven de impulso para lograr mis metas a pesar de las dificultades que se puedan ir presentando en el camino.
¿Qué herramientas te proporcionó la UNAB para hoy desempeñarte como profesional?
Me proporcionó todas las herramientas que necesitaba en aquel entonces y que incluso sigo utilizando – técnicas, científicas, entre otras – pero sobre todo de la calidad humana de sus profesores que fueron clave en mi proceso de aprendizaje y que hoy en día es uno de mis pilares fundamentales.
Debo decir que tomo este desafío con una gran responsabilidad y gran enfoque. Estoy con muchas ganas de poder guiar a los estudiantes en su proceso de formación y aportar desde mi experiencia en salud. Al mismo tiempo, junto a ellos, poder ir debatiendo e innovando sobre la base de lo que ya existe en nuevas formas de ver y hacer las cosas, motivándolos a que puedan encantarse de la carrera como a mí me sucedió.
¿Cuáles son tus expectativas?
Creo que el conocimiento se construye sobre la base de la repetición constante, por lo que en este momento expectativas no tengo muchas, ya luego veré sobre la base de lo que vaya sucediendo, creo que tengo más motivaciones que expectativas.
Una atención cercana
¿Cómo es tu labor como farmacéutico clínico en el CRS Cordillera de Puente Alto?
La mayor parte del tiempo trabajo en la consulta ambulatoria donde atiendo a pacientes de los programas de Diabetes, Neurología y, recientemente, estoy en un nuevo proyecto que se llama «prevención de caídas y disminución de lesiones derivadas (BPSO)», donde de forma general veo y analizo a todos los pacientes que se deriven de los distintos equipos multidisciplinarios.
Generalmente, son todos los pacientes que utilizan más de 5-6 medicamentos (polifarmacia), donde detecto las necesidades de intervenciones y las ejecuto con quien corresponda, el equipo (médicos especialistas, enfermeras, asistentes sociales, kinesiólogos, psicólogos y fonoaudiólogos) el paciente o realizo las gestiones necesarias de corresponder a alguno de los centros asistenciales de la red ( nivel primario y/o terciario), según corresponda con el fin de ajustar e individualizar las farmacoterapias para así buscar terapias más efectivas y seguras a groso modo.
Es bastante trabajo…
Sí y, paralelamente, estamos trabajando con la unidad de farmacia en una sistema que garantice terapias más seguras y racionalice el uso de los medicamentos desde la institución hacia los pacientes, pues consiste en visibilizar y analizar todos los riesgos que se puedan asociar al uso de los medicamentos en el centro, riesgos que se ven alimentados negativamente por las mismas brechas del sistema (horas médicas, rotación de personal, integración de los sistema informáticos entre otras) y que sistemáticamente da cuenta de un mal uso de los medicamentos.
Es un sistema de farmacovigilancia activa que busca establecer la necesidad de intervenciones individuales, grupales y/o institucionales para mitigar los riesgos potenciales que busca establecer un sistema de mejora continua.
¿Qué es lo que más te gusta de su trabajo?
Me encanta que se me permita crear e innovar sobre la base de sus mismos procesos y que al mismo tiempo confíen en mis ideas, me apoyen y me ayuden a ejecutarlas, pues solo no podría hacer nada de lo que actualmente hago.
¿Crees que en Chile falta mucho en cuanto a educación del paciente en sus tratamientos farmacológicos?
Desde mi perspectiva, la base de la continuidad y el éxito de las terapias parte desde la entrega de información clara y oportuna, es por esto que el sistema mismo está construido sobre la necesidad de la entrega de cantidad de servicios determinados más allá de su correcto uso, eso deja una brecha bien importante para el desarrollo de nuestra profesión pues la educación farmacéutica es una parte fundamental de los procesos clínicos asistenciales que involucren a los medicamentos en todo su universo.
¿Cuál crees que es tu aporte como químico farmacéutico para tener un mejor Chile?
Visibilizarnos como profesionales sanitarios indispensables dentro de los procesos que impliquen el uso racional de los medicamentos, pues somos los especialistas de los medicamentos y sobre esa base es que podemos innovar y dar solución a muchas brechas que presenta el sistema en mi caso público de salud.
En el caso de mi aporte personal, lo que me diferencia es mi capacidad de empatizar con cada uno de mis pacientes, siempre buscando dar una atención cercana, caminar con ellos sobre sus pasos y así entender cómo se encuentran, dónde están el día de hoy, para poder dar solución a sus dolencias, siempre buscando empoderar y mejorar la calidad de vida de cada uno.
¿Cuáles son tus metas en corto y mediano plazo?
Continuar con mi proceso de aprendizaje y dedicarme a la investigación clínica, siempre con el objetivo de impactar positivamente en la salud de mis pacientes.