CNN Chile | Nutricionista UNAB abordó señales de alerta y recomienda cuándo actuar ante la deshidratación
Natalia Contreras, académica de Nutrición y Dietética de la UNAB, recalcó que mantener una ingesta regular de agua es esencial para evitar fallas orgánicas en situaciones de calor, actividad física o enfermedades que aumenten la pérdida de líquidos.
La deshidratación es un problema frecuente en esta época del año y puede avanzar con rapidez si no se identifica a tiempo.
Aunque beber agua alivia la sed y el calor, su función es mucho más profunda: el organismo depende de una hidratación constante para mantener procesos esenciales como la regulación de la temperatura, el funcionamiento renal y el equilibrio de electrolitos.
Según especialistas, cualquier persona puede deshidratarse, pero el riesgo aumenta en niños, adultos mayores y personas expuestas a altas temperaturas.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquido del que ingiere, lo que compromete funciones básicas.
Señales de la deshidratación
Natalia Contreras, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la
Universidad Andrés Bello (UNAB), advirtió en CNN Chile que existen señales tempranas que no deben pasarse por alto.
“Boca seca, orina oscura o escasa, piel menos elástica, cansancio, mareos y dolor de cabeza”, sostuvo la experta de la UNAB.
En etapas más complejas pueden aparecer confusión o somnolencia.
“Si notamos estos signos es fundamental ofrecer agua de inmediato, y si existe una pérdida excesiva de líquidos por fiebre, diarrea o vómitos, considerar soluciones con electrolitos bajo supervisión médica”, enfatiza Contreras.
Consecuencias
Respecto al tiempo límite que el cuerpo puede resistir sin agua, Natalia Contreras fue enfática que una persona puede sobrevivir entre tres y cinco días, aunque este rango se reduce considerablemente en condiciones de calor extremo o enfermedades que aumenten la pérdida de líquidos.
“Quiero ser enfática en señalar que privarse voluntariamente de agua no es una práctica segura ni recomendable en ningún contexto clínico ni personal», manifestó la docente de la Universidad Andrés Bello.
Contreras agregó que «incluso deshidrataciones leves pueden afectar el rendimiento cognitivo, el estado de ánimo y la salud cardiovascular”.
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