Científicos de la UNAB destacan por importantes descubrimientos en el área de la salud
Dos publicaciones lideradas por dos investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad Andrés Bello, Brigitte van Zundert y Rodrigo Aguilar, lograron identificar un factor tóxico clave en el desarrolla de ELA, y una nueva familia de drogas que podrían usarse en varias enfermedades, respectivamente.
Los académicos y científicos del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad Andrés Bello, Brigitte van Zundert y Rodrigo Aguilar, han sido los protagonistas de dos importantes investigaciones que supondrán grandes avances en materia de ciencia y salud.
Ambos trabajos fueron publicados en dos importantes revistas científicas: Neuron, una de las revistas más relevantes de neurociencia y Nature, una de las más prestigiosas a nivel mundial.
El estudio, liderado por la Dra. Zundert, logró dilucidar el misterio acerca un factor tóxico crítico para detonar la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad mortal que aún no tiene cura y afectó al famoso físico inglés, Stephen Hawking.
Luego de ocho años de trabajo y una coordinación entre 35 científicos de Chile, Estados Unidos y Alemania, lograron identificar una molécula liberada por astrocitos de pacientes diagnosticados con esta afección y que provoca la muerte de las motoneuronas.
Por otro lado, tras un arduo trabajo de seis años, Aguilar lideró un proyecto en el cual descubrió drogas contra ARNs dañados en una colaboración que incluyó a la Universidad de Harvard, el Hospital General de Massachusetts y Merck, una de las principales compañías farmacéuticas del mundo.
Una luz para el tratamiento y diagnóstico de la ELA
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas encargadas del movimiento de los músculos: las motoneuronas. Con el transcurso del tiempo, la degeneración progresiva de estas células ocasiona la muerte de estas.
Al morir, el cerebro va perdiendo la capacidad de iniciar y controlar el movimiento de los músculos, hasta provocar la paralización completa del cuerpo.
Desde inicios del siglo 21, se había establecido que las motoneuronas afectadas por ELA morían por la influencia de otras células del cerebro, los astrocitos. Éstas, normalmente, son fundamentales para el buen funcionamiento de las motoneuronas, pero por algún motivo en las personas con esta enfermedad los astrocitos liberan un factor tóxico crítico hasta ese entonces desconocido que mata específicamente a las motoneuronas.
Tras ocho años de investigación, el equipo de van Zundert logró establecer que se trataba de una familia de moléculas con carga negativa, conocidas como polifosfatos.
Para la académica este hallazgo tiene una serie de implicancias clínicas interesantes, “la identificación de polifosfatos como el factor tóxico que causa la muerte de las motoneuronas en la ELA nos permitirá diseñar nuevas estrategias de diagnóstico. Por ejemplo, en nuestro estudio logramos demostrar que muestras de pacientes diagnosticados con esta enfermedad son más ricas en polifosfatos que muestras obtenidas de personas sanas”.
Al mismo tiempo, estos resultados permitirán reorientar los esfuerzos para diseñar nuevas estrategias terapéuticas a través de, por ejemplo, la disminución de los niveles de polifosfatos, aunque esto supone un gran desafío debido a que usualmente estos tienen papeles importantes e incluso beneficiosos dentro de las células.
Grandes avances para la industria farmacéutica
Distintas enfermedades metabólicas, neurológicas, musculares y varios cánceres tienen su origen en funciones alteradas de ARNs y se cree que un grupo importante pueden ser tratadas si se logran corregir los defectos de estas moléculas.
Los ARNs son moléculas biológicas que transitan entre el núcleo de las células, que es donde se almacena la información y los territorios donde se ejecutan los procesos biológicos, como el metabolismo.
Sin embargo, “para la industria farmacéutica ha sido tremendamente complejo hacer drogas contra este tipo de moléculas”. Así lo afirmó Rodrigo Aguilar, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas UNAB, quien junto a su equipo logró descubrir un grupo de drogas capaces de tratar enfermedades causadas por fallas en ARNs.
“Junto con un equipo de químicos y biólogos, adaptamos tecnología de la compañía (Merck) de forma de poder identificar drogas que se unieran a ARNs que yo producía en el laboratorio. Hacia mediados de 2016, ya teníamos una forma confiable de detectar drogas contra ARNs, pero esto aún necesitaba pasar una prueba de fuego: debíamos demostrar si esto funcionaba en células, que es donde los ARNs hacen realmente su trabajo”, explicó el científico sobre el estudio Targeting Xist with compounds that disrupt RNA structure and X inactivation, publicado en la revista Nature.
En conclusión, el estudio demostró que es posible adaptar la tecnología disponible en una industria farmacéutica para encontrar drogas que se unen a moléculas para las que no había drogas identificadas e incluso pudieron ver la forma de esas moléculas.
“Nosotros esperamos que estos hallazgos inspiren a otras farmacéuticas e investigadores realizar una búsqueda sistemática de drogas contra ARNs involucrados en enfermedades humanas y de esta forma traer esperanza y solución a varios problemas de salud para los que no había respuesta”, subrayó el académico.