21 Diciembre 2022

CIADE realizó jornada interinstitucional para compartir experiencias de acompañamiento a los estudiantes en el regreso a la presencialidad

Fueron compartidas las vivencias de la UAI, UST, Inacap Valparaíso, U. de Viña del Mar, UCV y UNAB. Además, hubo una charla magistral a cargo de la doctora Jessica Goset Poblete, quien abordó el tema “reflexiones desde la neuroeducación del retorno a la presencialidad”. La directora de CIADE, Verónica Águila Moenne, comentó que la actividad fue “una ganancia para todos nosotros y para nuestros estudiantes”.

Con el objetivo de intercambiar experiencias en el acompañamiento de estudiantes universitarios y reflexionar frente a los desafíos y oportunidades en relación con la vuelta a la presencialidad, el Centro Integral de Acompañamiento y Desarrollo al Estudiante (CIADE) de la Universidad Andrés Bello realizó una actividad donde participaron representantes de diversas instituciones de educación superior.

Se trató de la tercera Jornada de reflexión sobre experiencias de acompañamiento a estudiantes universitarios tras el retorno a la presencialidad, donde se conocieron las experiencias de seis instituciones: Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), UNAB, Universidad Santo Tomás (UST), Inacap sede Valparaíso, Universidad de Viña del Mar y Universidad Católica de Valparaíso (UCV).

En la actividad participaron Gerald Pugh y Ana María Cid, Vicerrector y Directora Académica de la sede Viña del Mar de UNAB, respectivamente; Ignacio Andrada Burgos, Director de la Dirección de Procesos Académicos y Estudiantiles (DPAE); Verónica Águila Moenne, Directora del Centro Integral de Acompañamiento y Desarrollo al Estudiante (CIADE); expositores de las diferentes instituciones, directivos, académicos e invitados especiales.

Estas jornadas son una actividad que nació en 2020, según explicó la presentadora María Yáñez, “con la inquietud de saber cómo estábamos trabajando en las diferentes instituciones en entornos virtuales, y lo que hoy nos convoca tiene como objetivo compartir experiencias y estrategias en el acompañamiento académico realizado para estudiantes universitarios tras dos años de pandemia en la modalidad online, reflexionar y analizar sobre los desafíos y oportunidades en relación con la vuelta a la presencialidad en lo que se ha vivido este año 2022”.

Ignacio Andrada dio la bienvenida y abrió la jornada señalando que “compartir experiencias nos enriquece a todos; cada día vamos aprendiendo más de la importancia de estos sistemas de apoyo porque en todas las instituciones hemos entendido que es nuestro deber apoyar a los alumnos que admitimos hasta que egresen, apoyarlos a que logren el objetivo y sueño por el cual ingresaron a nuestra institución”.

A continuación, la Doctora en Pedagogía y Master en Neurodidáctica Jessica Goset Poblete realizó la charla magistral Reflexiones desde la neuroeducación del retorno a la presencialidad”, durante la cual se generó un interesante diálogo con los presentes, en relación a los efectos que se evidenciaron en los procesos de enseñanza-aprendizaje debido a la falta del contacto físico que se produce cuando los integrantes de la comunidad educativa se encuentran en las instalaciones de las universidades.

Goset explicó los procesos neurofisiológicos que se ven favorecidos por la presencialidad y por el contacto profesor-alumno y alumno-alumno; es decir, comentó cómo el encierro a causa de la pandemia y las clases solamente online, afectaron procesos neurofisiológicos que han tenido consecuencias negativas para el aprendizaje.

“Cuando empezamos a desvincularnos, es decir, cuando no nos reconocemos como seres humanos en este contacto físico, empiezan a decaer determinados niveles de neurotransmisores. El que cae primero es la oxitocina (…) que está reconocida como un neurotransmisor muy importante para bajar los niveles de estrés (…) Cuando nos vinculamos con nuestros estudiantes en el aula provocamos liberación de oxitocina porque creamos vínculos. Ese es el concepto de vínculo pedagógico y es determinante para que nos sintamos reconocidos, y al reconocernos empiezan a bajar nuestros niveles de estrés”, explicó la especialista.

Añadió que “para el aprendizaje hay un neurotransmisor que es vital , que es la dopamina, está asociado a la satisfacción del logro, pero no solo el logro final, no solo la nota, es la búsqueda. Eso genera dopamina. Cuando no busco y solo me entregan, dejo de tener dopamina; los seres humanos estamos hechos para buscar (comida, pareja , soluciones), cuando no nos dejan buscar nos desmotivamos”.

Y en relación a lo anterior, subrayó que ahí hay un gran rol del docente: “Cómo hacer para que el estudiante busque, y ojalá que busque con otro, así tenemos dopamina y oxitocina, por eso surgen las estrategias de aprendizaje colaborativo, que son tan importantes; durante pandemia nos sentíamos separados; recién ahora los chicos que están entrando se están reconociendo como estudiantes. Antes estaban sentados frente a un computador sin saber quiénes eran sus compañeros; eso no debe minimizarse, porque es una experiencia potente ir a la universidad, perderse, conocer la profe, saber dónde está el baño y la cafetería, todos esos procesos de reconocimiento favorecen la liberación de neurotransmisores que influyen directamente en la generación de nuevas redes y en que se ancle la información”, comentó.

ALERTA TEMPRANA

Posteriormente, se dio inicio a seis ponencias donde representantes de diversas instituciones compartieron algunas estrategias que han ido implementando para hacer frente a los nuevos desafíos, comentaron sus resultados y las brechas que aún quedan por zanjar.

La primera exposición fue “Formulario de alerta temprana, un trabajo en red para el acompañamiento estudiantil”, realizada por los representantes de la Universidad Adolfo Ibáñez: Francisco Díaz Jaramillo, sicopedagogo Coordinador del apoyo académico estudiantil, y Nicole Gasca Vargas, licenciada en Artes y Humanidades Subdirectora de continuidad estudiantil.

Explicaron que en la UAI tienen un programa de alerta temprana académica que cuenta con varios componentes, uno de los cuales es el “formulario de alerta y seguimiento temprana”, donde los docentes envían las alertas de situaciones que están evidenciando en sus clases. El formulario, que está alojado en la plataforma institucional y apps docentes, recopila una serie de datos, entre ellos los motivos de alerta; por ejemplo, cambios de conducta, dificultades académicas, salud médica o mental, entre otras.

“A partir de que el profesor levanta la alerta hay todo un flujo hasta terminar el proceso. En primer lugar, la profesional de alerta temprana revisa la información y deriva según el motivo (…) Luego viene la intervención que corresponda, la profesional informa y levanta nueva información, se informa al profesor, se deja registro. Es un proceso que ya está muy definido”, explicó Díaz.

Añadió que muchos estudiantes entregan información confidencial y es muy importante el tratamiento adecuado de esos datos.

En 2022, dijo, han visto un aumento significativo de alertas en relación a 2021: 256 profesores han emitido alguna alerta académica; el principal motivo es por “baja asistencia o ausentismo repentino”, y el segundo motivo más recurrente es “dificultad en habilidades académicas”.

En cuanto a las proyecciones para 2023, Gasca comentó que “a pesar de que hemos avanzado en la incorporación de tecnología, aún nos falta mejorar la automatización de algunos procesos para dar una respuesta más rápida, sin dejar de lado la parte más manual, porque se requiere el contacto directo”. Una mayor automatización permitirá, dijo, sistematizar los datos para tener una visión general de problemas más recurrentes y aplicar políticas a nivel de la universidad.

TUTORÍAS

La segunda ponencia estuvo a cargo de las profesionales de UNAB Rose Marie Espinoza Aburto, Sicóloga y magister en sicología educacional, Coordinadora de CIADE Santiago campus República, y Laura Sáez Bravo,  kinesióloga diplomada en educación superior, Coordinadora de CIADE en Viña del Mar. Su presentación tenía por título: “Oportunidades de apoyo y estrategias colaborativas para el fortalecimiento académico entre estudiantes y tutores pares UNAB”.

Espinoza explicó que en la UNAB existe un modelo de retención que forma parte de la política de la universidad, donde el CIADE desarrolla seis grandes programas: programa de inducción académica (PIA), mentorías, inclusión, apoyo psicoeducativo, orientación vocacional, y apoyo académico: tutorías.

En relación a las tutorías, comentó Sáez, “inicialmente teníamos la relación más tradicional de tutor y tutorado, con capacitación y traspaso de conocimientos”. Sin embargo, los últimos tres años, a causa de la pandemia, las actividades virtuales y el retorno a la presencialidad, “nos hemos ido adaptando y enfocando a los factores orientadores de la formación, que no solo apunta a un mejor rendimiento, sino que también recoge nociones en cuanto a lo que es la diversidad, autoconocimiento, entre otros”.

El programa formativo de tutores tiene tres niveles (inicial, intermedio y avanzado) y un módulo común, explicó Sáez y añadió que este último ha tenido como función “apoyar a los tutores a enfrentar el aula, abordando temas como el autoconocimiento y autocuidado, porque tuvimos una generación de tutores que solo realizó tutorías online”.

A modo de síntesis, las profesionales de CIADE destacaron que el objetivo es “es siempre apoyar a nuestro estudiantes en la motivación, para que puedan continuar con esta parte de su proyecto de vida, siempre entregar respuesta de acuerdo a la contingencia, con un trabajo colaborativo a través de las comunidades de aprendizaje”. Y en relación a los desafíos futuros, comentaron que “nos queda ir fortaleciendo este trabajo colaborativo entre las comunidades y actores clave, específicamente entre los departamentos, coordinadores de departamentos, que no solo nos conozcan como CIADE, como una unidad, sino que también nos vayan integrando como una oportunidad para sus estudiantes y trabajar en conjunto para su permanencia universitaria”.

ESTUDIO DE CASO

La siguiente exposición, denominada “Medidas de apoyo y acompañamiento para estudiantes del programa Bachillerato en Ciencias UST. Desafíos postpandemia Covid 19”, fue realizada por las representantes de la Universidad Santo Tomás Lorena Tapia y Claudia María Vélez, jefa y directora de programa de Bachillerato en Ciencias, respectivamente.

Vélez, quien es Bióloga y Doctora en Ciencias, comentó que su presentación era un estudio de caso, comparando el primer semestre presencial de 2019 y el primer semestre presencial de 2022 para los alumnos que ingresaron esos años al programa de Bachillerato en Ciencias de sus sedes en Santiago y Antofagasta.

Dicha comparación se realizó considerando una caracterización de los alumnos, su rendimiento académico, problemas socio-afectivos, así como el impacto de las medidas de apoyo entregadas en el periodo de encierro por las cuarentenas.

Tapia, Bioquímica y Magister en Pedagogía Universitaria, detalló que la pregunta planteada fue si ¿existen diferencias en el rendimiento académico y retención de las y los estudiantes al comparar las generaciones pre y post pandemia en presencialidad?, considerando las medidas de apoyo que se han estado implementando para estos estudiantes.

Entre las medidas adoptadas, dijo, “se hicieron ajustes a las planificaciones didácticas desde 2020 y también a las evaluaciones, añadiendo más actividades, instrumentos más diversos, permitiendo que los estudiantes puedan abarcar distintos niveles de aprendizaje”. Esas medidas están divididas en dos grandes grupos: las académicas (talleres, tutorías, etc.); y apoyo a la salud mental de la UST en general y del Bachillerato en Ciencias (técnicas de estudio, autoconocimiento, manejo de estrés, que ellos vayan siendo autónomos en su estudio).

En las mediciones de rendimiento, analizado como porcentaje de aprobación, se consideraron tres asignaturas críticas para los estudiantes cuando ingresan a la universidad. “Los resultados mostraron que en relación a 2019, los alumnos de 2022 mejoraron su rendimiento; en algunas asignaturas de forma leve y en otras más significativa. Esto nos indica que las medidas de apoyo están sirviendo para que los estudiantes vayan aumentando su rendimiento académico. Además, aumentó el porcentaje de retención”, comentó Tapia.

RECONECTAR

La cuarta ponencia fue “La nueva normalidad, el desafío de reconectarnos con nuestros estudiantes”, presentada desde Inacap sede Valparaíso, por las profesionales Romina Astudillo Bravo, asesora pedagógica; Samara Toledo Allendes, Directora de Asuntos Estudiantiles; y Mónica Foucher Della Valle, Directora de carrera Hotelería, Turismo y Gastronomía.

Señalaron que desde la pandemia están implementando un modelo integrado de acompañamiento, y el objetivo de la exposición fue mostrar cómo están abordando esta nueva realidad. En ese marco, contaron sobre la implementación de la figura de “delegado”, un estudiante elegido por sus pares para representarlos y que se ha transformado en un elemento muy importante como canal de comunicación.

Astudillo explicó que “dentro del sistema de progresión estamos siempre detectando las diversas necesidades de los estudiantes: académicas, económicas, psicoemocionales; y también hacemos seguimiento de interrupciones de estudio, para poder evitarlo porque detrás de la causal explicitada generalmente hay varios motivos”.

Contaron que han detectado una brecha importante de los alumnos cuando ingresan en relación a la asignatura de matemáticas. Por eso han implementado tutorías y nivelaciones para esa materia, pero los cuesta mucho lograr que los estudiantes vayan -sobre todo los vespertinos-, pese a que ellos mismos han señalado la necesidad de esas actividades.

Entonces, Toledo apuntó que “el desafío permanente es la participación, la reconexión, que se sientan motivados y participen activamente de las clases. Para eso estamos otorgando actividades que le den sentido, por ejemplo, cómo las matemáticas le sirven en su carrera”.

En este desafío de reconexión, Foucher contó una experiencia muy exitosa que están realizando con la carrera de Turismo. “Buscamos que lo que aprenda en clases sea significativo. Nos hemos dado cuenta de que la metodología de aprendizaje basada en proyectos donde se entregan soluciones a desafíos territoriales tiene mucho sentido para los estudiantes, se dan cuenta de que pueden mejorar su calidad de vida y la de otras personas”.

“Con alumnos de cuarto semestre trabajamos con emprendedores de Collyguay, aquejados con problemas de escasez hídrica. A través de una etapa creativa de alumnos y docentes se planteó el proyecto de astroturismo Mira al cielo y no al suelo. Los alumnos conectaron con otra realidad, reforzaron sus conocimientos y vieron que ellos pueden sacar un provecho y ayudar a otras personas. Creo que eso es muy importante”, comentó Foucher.

INNOVACIÓN

Desde la Universidad de Viña del Mar compartieron “Los escenarios en contextos de incertidumbre: oportunidades para la innovación en el acompañamiento estudiantil“. La presentación estuvo a cargo de Allan Garviso Dufau, Diseñador industrial, Magister en Gestión Educacional, director general de estudiantes de la institución.

Relató que si bien cuentan desde 2014 con un sistema integral de acompañamiento estudiantil, en pandemia el desafío fue flexibilizar estos programas, diseñados para la presencialidad. Entre otras modificaciones, fortalecieron la plataforma de seguimiento para ver condiciones de riesgo de abandono, y llevar historial de intervenciones. Además, ampliaron el seguro estudiantil para poder otorgar asistencia sicológica de forma más oportuna.

“Dado que la institución tuvo la capacidad de innovar en estos programas de acompañamiento, y luego de pasada la emergencia, pudimos mantener las innovaciones. Entre los desafíos tenemos el fortalecer el programa de salud mental que, sin dejar la intervención, se fortalezca hacia la prevención”, dijo Garviso.

Como conclusión, el profesional comentó que aprendieron que se debe tener agilidad para movilizar los cambios, “debemos tener los mecanismos que permitan ajustar los acompañamientos de manera oportuna, revisar permanentemente lo que hacemos, incorporar metodologías de innovación, colaborar y aprender de los errores y de las buena prácticas, como lo estamos haciendo en esta instancia organizada por el CIADE. La innovación no es un asunto de recursos, es un asunto de personas”.

COLABORACIÓN

La última ponencia fue “Trabajo colaborativo en el entorno universitario, una perspectiva desde la docencia y el acompañamiento académico” que, haciendo honor a la temática, fue presentada por profesionales de dos instituciones: Bernardita Sánchez, docente y profesional de apoyo del Centro de líderes educativos UCV, y Felipe Rojas Soto, psicopedagogo de la dirección de educación inclusiva de CIADE UNAB.

Rojas comentó que luego de enfrentar cambios obligados e inesperados, como las clases online grabadas, las instancias de apoyo virtuales y falta de participación (cámaras apagadas), las instituciones enfocaron el retorno a la presencialidad principalmente desde la formación curricular. Sin embargo, se enfrentaron a una situación mucho más compleja, donde el trabajo colaborativo se presentó como una gran posibilidad de potencias aprendizajes.

“Permite abordar las problemáticas comunes, la promoción de los aprendizajes y la formación profesional de toda la comunidad educativa”, señaló el psicopedagogo.

A su vez, Sánchez explicó que “pensar el abordaje de la colaboración es una tarea multinivel. Por una parte se necesita impulsar un trabajo de colaboración entre organizaciones, universidades, pero también entre docentes, entre comunidades, entre estudiantes, y a nosotros nos pareció interesante pensar cuáles son los requerimientos base para poder impulsar la colaboración y una buena comprensión de ella. Ahí conectamos con los estudios de Carol Sweck, con su propuesta de la mentalidad fija y la de crecimiento”. Es este ámbito, una de las reflexiones, señaló, es que muchas veces las creencias de los profesores respecto a la capacidad de sus estudiantes inciden sobre las creencias de los propios estudiantes sobre sus capacidades para llevar a cabo una tarea.

A modo de conclusión, Rojas comentó que se evidenció que “necesitamos potenciar la integración curricular, necesitamos por ejemplo que nuestras actividades estén relacionadas directamente a los saberes que pudiese tener el estudiante, para que vaya construyendo un conocimiento disciplinar”.

Al finalizar las ponencias y las rondas de preguntas y comentarios, la directora de CIADE Verónica Águila Moenne realizó una reflexión a modo de conclusiones: “Cuando planteamos estas jornadas el objetivo era compartir y aprender, y cuando veo que ustedes dicen que se llevan ideas y plantean inquietudes, veo que estamos cumpliendo los objetivos. El hacer comunidad no es solo para los estudiantes, o intrainstitucional, creemos que el espacio de compartir entre los diferentes equipos, las diferentes instituciones, es una ganancia para todos nosotros y también para nuestros estudiantes”.