07 Abril 2021

Cepas, mutaciones y variantes: ¿Qué está ocurriendo con el coronavirus?

Paralelo a los procesos de vacunación, crece la preocupación mundial por las nuevas variantes del coronavirus SARS-Cov2. Con algunas de ellas ya presentes en Chile, el Dr. Eduardo Castro nos ayuda a entender cómo surgen las mutaciones en los virus y su impacto (o no) en la población.

Tras un año y fracción enfrentando a la pandemia de coronavirus, y con los procesos de vacunación en curso alrededor del planeta, surge otro foco de preocupación a partir de nuevas variantes del virus que serían, aparentemente, más contagiosas. Lo cierto es que, dada la naturaleza cambiante de los virus, hay miles de versiones o variantes del SARS-Cov2 en circulación, ya que durante todo este tiempo ha estado mutando constantemente: cada vez que el virus contagia a una persona, tiene la posibilidad de mutar.

Ahora bien, una variante es preocupante sólo cuando es más contagiosa, causa una enfermedad más grave o afecta la respuesta inmune. Hasta el momento, las variantes identificadas en Gran Bretaña, Brasil, Sudáfrica y California podrían cumplir estos criterios y en Chile, en medio de un crítico resurgimiento de casos, ya se han detectado contagios por las dos primeras.

¿Cómo surgen las mutaciones y qué hace que una variante afecte de peor manera a la población? El doctor Eduardo Castro, investigador del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB) y especialista en ecología microbiana, explica que la mayoría de las mutaciones de un virus son intrascendentes.

Al igual que en cualquier organismo, dice, las mutaciones surgen de manera espontánea cuando una célula -o un virus- comete errores en el proceso de copiar su genoma para poder reproducirse. “Muchos organismos, por ejemplo nosotros y otros organismos más complejos, tienen mecanismos de reparación, entonces ese error no se transforma en una mutación, porque finalmente es corregido a cómo era originalmente».

«Los virus muchas veces no tienen ese sistema de corrección de errores, entonces tienen tasas de mutación más altas. Se reproducen más rápido, tienen un tiempo de generación muy corto, lo que permite que mientras más se divide, más oportunidades tiene para mutar”.

Al no tener la maquinaria celular para corregir esos errores, las mutaciones se van acumulando; sin embargo, explica Castro, la mayor parte de las mutaciones son neutras y no tienen ningún efecto sobre el virus. “En el contexto del coronavirus, por ejemplo, son mutaciones que no le causan un incremento en el contagio, no hace que la enfermedad que produce el virus sea más severa”.

No obstante, “a veces hay mutaciones que sí confieren una ventaja al virus, en términos de que se reproduzca más rápido, o pueda infectar nuevos tipos de célula, o que incluso pueda infectar nuevos hospederos, porque el virus ganó una propiedad a través de esas mutaciones”.

Un virus con una o más mutaciones nuevas es una variante del virus original, a la que se identifica con una serie de números y una letra. La variante B117, por ejemplo, tiene cerca de 23 mutaciones y la principal (N501Y) está en la proteína spike del virus. Cabe mencionar que «variante» no es lo mismo que “cepa”, ya que éstas se generan cuando múltiples mutaciones provocan un cambio sustancial en el virus, cosa que aún no ha ocurrido con el SARS-Cov2.

El virus original “ya no existe”

Así, las variantes de preocupación tienen mutaciones que le otorgan una ventaja al virus, como propagarse más rápido y en general van a afectar la prognosis de la enfermedad. “Va a ser más severa en algunos casos, va a alcanzar nuevas personas vulnerables porque se va a propagar más rápido en la población, y también va a tener efectos que tienen que ver con que va a reemplazar al virus que había antes”, dice Eduardo Castro.

“Uno podría pensar que si, por ejemplo, la variante P1 en el caso brasileño, o la del Reino Unido o la sudafricana, siguen así, básicamente van a reemplazar a todo lo que había antes. En algunos países, más del 50% de las nuevas infecciones son de estas variantes. Entonces eventualmente va a reemplazar a todos los otros virus que había”.

Más aún, el investigador señala que si una persona se infecta hoy día con coronavirus, “probablemente no va a ser la misma variante que se originó en Wuhan, porque esa variante prácticamente está extinta, ya no existe, y es porque muy temprano en la pandemia ocurrió una mutación (D614G), aparentemente más contagiosa, y se propagó por todo el mundo. Hoy día, en Chile más del 80%-90% de todos los genomas que se han secuenciado poseen esa mutación”.

Mutaciones: Las huellas genéticas

Aunque, como ya hemos dicho, la mayoría de las mutaciones son neutras, Castro explica que “gran parte de las veces las mutaciones nos sirven porque a través de ellas podemos ir siguiendo el movimiento de un virus en una población, en el sentido de que podemos entender las mutaciones como huellas genéticas”.

“Entonces, por ejemplo, si un virus muta y después se vuelve a reproducir, va a heredar esa mutación, y si después infecta a otra persona, también va a heredar esa mutación, entonces si vamos rastreando esa mutación en la población humana, podemos ir viendo por dónde pasó el virus, y eso se llama epidemiología genómica o epidemiología molecular”, puntualiza el investigador.

Por eso es que, como ya se ha dicho muchas veces, la secuenciación masiva de muestras del virus es esencial para la vigilancia genómica de la pandemia, poder seguirle el rastro y hacerle frente de mejor manera.

¿Son efectivas las vacunas contra las nuevas variantes?

Aún no se sabe del todo. Ante esta preocupación, las principales farmacéuticas han realizado estudios para determinar si sus vacunas pueden responder a las nuevas variantes.

Respecto a las vacunas actuales, Eduardo Castro dice que “si tuviera que apostar, yo apostaría justamente a la Sinovac”, ya que a diferencia de otras como la de AstraZeneca, la de Pfizer, y la de Moderna, que se enfocan en la proteína spike del coronavirus, la de Sinovac “utiliza una estrategia clásica y más segura que es básicamente tener el virus completo e inactivarlo químicamente para después ser inoculado, a una concentración relevante para el sistema inmune”.

De esta forma, “el sistema inmune en realidad lo que ve no es solamente la proteína spike como en los otros casos, sino que ve el virus completo”. Entonces, explica Castro, «uno podría pensar que aunque la proteína spike cambie en estas nuevas variantes, igual la vacuna de Sinovac va a inducir inmunidad en contra de otros target, de otras proteínas del virus, de otros elementos de su estructura”.

Ahora bien, aclara que esta idea “es simplemente una expectativa, pero la verdad es que para poder ver efectividad, se deben hacer pruebas clínicas de nuevo, y eso obviamente toma tiempo. La única forma de ver seguridad y de ver evidencia pura y dura, es con nuevas pruebas clínicas en contra de estas nuevas variantes”, concluye.

Escrito por Prensa