Centros de biotecnología UNAB presentan desarrollos para la productividad y sostenibilidad del sector frutícola
En un encuentro con empresas frutícolas y fitosanitarias se dieron a conocer desarrollos del Centro de Biotecnología de Sistemas y del Centro de Biotecnología Vegetal para dar valor a residuos agrícolas, combatir la pudrición de fruta y aumentar la polinización. El evento fue coorganizado por AFIPA Chile.
Desde protocolos de polinización con abejas hasta impresión 3D de alimentos usando residuos y subproductos agropecuarios como materia prima, son algunos de las tendencias y tecnologías que se abordaron en el encuentro “Biotecnología al servicio de la producción frutícola” realizado el pasado 29 de septiembre en Campus Casona de la Universidad Andrés Bello.
El evento fue organizado por el Centro de Biotecnología de Sistemas UNAB junto a la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas, AFIPA Chile (ver recuadro) y contó con la colaboración del Centro de Biotecnología Vegetal UNAB.
A la cita asistieron alrededor de 30 representantes de empresas frutícolas, fitosanitarias, entidades públicas y consultoras de innovación, entre las que se contaban Bayer, Biofrutales, Gowan, Ranco Cherries, Rio King, Subsole, SAG, la Comisión Chilena de Energía Nuclear e Innspiral.
Franko Restovic, director del área Recursos Renovables de CSB-UNAB, presentó tres ejemplos de investigación aplicada de interés para el sector agrícola desarrollados por los centros de Biotecnología de Sistemas y de Biotecnología Vegetal de la UNAB.
Uno de estos consistió en agregar valor a residuos vegetales generados por una empresa exportadora de nueces. Del pelón que recubre el fruto y “que antes estaba botado en el campo”, los investigadores de CSB-UNAB aislaron un extracto bioactivo con capacidad antioxidante. Este luego fue convertido en un ingrediente funcional que permite prolongar la vida útil de alimentos grasos como hamburguesas, mayonesa o pastas untables.
El siguiente paso, dijo el investigador, es avanzar con esta misma empresa hacia el uso de materias primas para la impresión 3D de alimentos.
“Dentro de tres años posiblemente estaremos comiendo alimentos impresos cuyas materias primas pueden perfectamente tener origen agroalimentario. Y ahí hay una oportunidad para nuestro país, que bajo conceptos atractivos como ‘nativo’ o ‘Patagonia’ puede encontrar salida a residuos del agro”, ejemplificó Restovic, del CSB-UNAB.
Gas en polvo contra la pudrición gris
Un “gas en polvo” contra la pudrición gris causada por el hongo Botrytis cinerea en uva de mesa fue otro de los casos expuestos. Se trata de un fungicida volátil que investigadores del Centro de Biotecnología Vegetal UNAB encapsularon para que al introducirse en cajas de uva de exportación se libere en forma controlada.
Con esta tecnología, actualmente patentada, lograron niveles de control de la pudrición gris similares al dióxido de azufre en tres variedades de uva estudiadas. “El producto es muy versátil, porque se puede generar un polvo, incorporar en matrices como láminas plásticas que se pueden introducir en las cajas de fruta o aplicar como recubrimiento de envases”, destaca Paulo Canessa, director del CBV.
El Dr. Rubén Polanco, uno de los investigadores que lidera el desarrollo, agrega que existe interés de probarlo con uvas premium y sus beneficios se pueden extender también a otras frutas como arándanos e inclusive a otros productos agrícolas que también son afectados por Botrytis.
El tercer ejemplo presentado es el modelo de agricultura sostenible desarrollado por el área de Ecosistemas Agrícolas del CSB y que se ha aplicado en huertos de palto, almendro, cerezo y manzano de la zona central. Uno de sus componentes esenciales es la incorporación de bordes de flora nativa en estos huertos para atraer abejas nativas que aporten sus servicios de polinización a los frutales. Sharon Rodríguez, investigadora a cargo del proyecto, adelantó que con esta intervención se han estimado incrementos de alrededor de 10% en la producción de fruta.
La directora del CSB, Pilar Parada, quien moderó la conversación, destacó que los casos presentados en el encuentro derriban el mito de que las universidades tienen objetivos distintos a la industria.
“La UNAB quiere ser un puente que conecte a la academia con la creación de valor en la industria” y para ello, agregó, el trabajo que realizan centros tecnológicos como CSB y CBV “permite acelerar desarrollos que están en etapas demostrativas (TRL3 o 4), aplicando desarrollo tecnológico y de prototipos para llevarlas rápidamente a etapas de interés de la industria (TRL7 a 9), es decir, más cerca del mercado”.
Pedro Acuña, director de Chile Prunes —asociación que agrupa a las diez principales empresas exportadoras de ciruelas secas del país— indicó que “hay temas que las empresas privadas no pueden abordar por sí solas, porque normalmente no tienen todos los equipos consultivos y técnicos. Y, en ese sentido, instancias de encuentro como esta son muy interesantes, porque permiten juntarse y hacer sinergias y colaboraciones para avanzar”.
El encuentro culminó con un recorrido por el laboratorio del Centro de Biotecnología de Sistemas, donde los presentes conocieron el equipamiento y líneas de investigación en Salud Animal y Vegetal, Gestión Ambiental, Ecosistemas Agrícolas y Bioproductos.
Manejo integrado de plagas y buenas prácticas agrícolas
Durante el encuentro, Roxane Flores, directora de Desarrollo capital Humano- Asuntos Regulatorios de AFIPA, destacó la relevancia que le asigna al Manejo Integrado de Plagas (MIP) esta asociación, integrada por 16 empresas que adhieren al Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de la FAO.
“Trabajar con MIP es fundamental para el agricultor, porque no solo optimiza el uso de insumos. También evita el uso intensivo de fitosanitarios, lo que permite prolongar la vida útil de las moléculas creadas por nuestros asociados al evitar la resistencia a las plagas”, señaló Flores.
En esta línea, mostró la aplicación para celulares Insectarium, creada por AFIPA. Esta permite reconocer insectos que son controladores biológicos o plagas agrícolas y visualizarlos en realidad aumentada a escala de 280 veces su tamaño. Durante su charla destacó también programas de capacitación en buenas prácticas, como CampoLimpio, para el manejo adecuado de envases vacíos de agroquímicos, y CuidAgro, para el manejo responsable de estos productos.