16 Abril 2024

Canal 9 Biobio TV| Fonoaudiología UNAB entrega recomendaciones para cuidar nuestra voz

Desde cambios vinculados con la edad, enfermedades, estilos de vida e incluso la influencia hormonal pueden modificar nuestra voz.

Este 16 de abril se conmemora el Día de la Voz, una ocasión para reflexionar sobre las diversas transformaciones que experimenta nuestra voz a lo largo de la vida. Desde cambios vinculados con la edad, enfermedades, estilos de vida e incluso la influencia hormonal. Hay muchos factores que pueden hacer que suene diferente.

Y es que a lo largo del ciclo vital, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios que se reflejan en nuestra voz. Desde la infancia hasta la vejez, estos son evidentes y varían dependiendo del sexo de la persona.

Los bebés, por ejemplo, suelen tener una frecuencia vocal más aguda, que disminuye ligeramente en la primera infancia. Durante la adolescencia, los hombres experimentan un descenso en la frecuencia de su voz, mientras que en las mujeres si bien hay una variación es menos notoria. Estos cambios se mantienen hasta la adultez, y en la vejez, se presentan otras transformaciones relacionadas con el envejecimiento del sistema, que difieren según el sexo biológico. 

Si presentamos cambios repentinos en la voz que persisten por más de dos semanas o se presentan junto con procesos inflamatorios, es imperativo acudir a un otorrinolaringólogo

Cuidar nuestra voz

Con el pasar de los años pueden surgir una serie de cambios en la voz que afectan su calidad y su funcionalidad. Las condiciones médicas comunes relacionadas con el envejecimiento, como la artritis, la osteoporosis y la enfermedad de Parkinson, pueden afectar la voz de diferentes maneras. La artritis puede causar inflamación en las articulaciones de los cartílagos laríngeos, lo que puede resultar en ronquera y cambios en la frecuencia y la intensidad de la voz. La osteoporosis, al disminuir la densidad ósea, puede afectar el soporte estructural de los sistemas implicados en la fonación, como el respiratorio y el hiolaríngeo. La enfermedad de Parkinson, por su parte, puede provocar una voz de baja intensidad (hipofonía), alteraciones en el habla (disartria), pérdida de la expresión facial (hipomimia) e incoordinación fonorespiratoria.

El estilo de vida también juega un papel crucial en la salud vocal a lo largo de la vida. El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, por ejemplo, pueden causar daños irreparables en las cuerdas vocales y aumentar el riesgo de enfermedades graves como el cáncer de laringe. Además, el uso excesivo o incorrecto de la voz, especialmente en profesiones que demandan un uso intensivo de la misma, puede contribuir a la fatiga vocal y a la aparición de trastornos como la disfonía.

El paso de los años

Los cambios vocales relacionados con la edad pueden afectar significativamente la comunicación y la calidad de vida de las personas mayores. Las dificultades para comunicarse, como la disfonía y la hipoacusia, pueden llevar al aislamiento social y afectar la salud mental. Sumado a esto, se enfrentan a otros problemas de salud y dificultades de accesibilidad en la vida cotidiana.

Se recomienda buscar ayuda profesional para abordar los cambios vocales asociados con el envejecimiento, a través de una intervención preventiva para descartar alteraciones estructurales o signos de mal uso. Si presentamos cambios repentinos en la voz que persisten por más de dos semanas o se presentan junto con procesos inflamatorios, es imperativo acudir a un otorrinolaringólogo para un examen funcional de la laringe.

En cuanto a estrategias para mantener la salud vocal, la prevención es fundamental. Es importante estar atentos a los cambios en la voz, especialmente si persisten por más de dos semanas y afectan la vida diaria. En caso de necesidad, se debe buscar ayuda profesional de fonoaudiólogos especializados en el área y otorrinolaringólogos.

Para abordar este tema y obtener algunos tips de cuidado, el Matinal Nuestra Casa de Canal 9 Biobío TV conversó con Amanda Peñailillo, fonoaudióloga y académica de la Universidad Andrés Bello.

Revisa la entrevista a la académica UNAB

Escrito por Tania Merino Macchiavello