Barbara Oakley: El vínculo entre el cerebro humano y la inteligencia artificial
¿Cómo aprende nuestro cerebro? ¿Qué relación tiene con la inteligencia artificial? La reconocida ingeniera, escritora y académica estadounidense, Barbara Oakley, una de las mayores expertas mundiales en neuroeducación, abordó estas preguntas durante su visita a la Universidad Andrés Bello.
En el marco del ciclo de charlas “Educación del Futuro”, organizado por la Vicerrectoría de Transformación Digital de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Barbara Oakley, profesora distinguida de Ingeniería en Oakland University y coautora del exitoso curso Learning How to Learn (Coursera), que ha ayudado a más de cuatro millones de personas a estudiar mejor, presentó su charla “Aprendizaje en la era de la IA”, donde exploró los sorprendentes paralelos entre el cerebro humano y los modelos de inteligencia artificial.
Desde sus inicios, explicó Oakley, los expertos en IA se han inspirado en cómo funciona nuestra mente, mientras que los neurocientíficos recurren a la inteligencia artificial para comprender mejor los procesos del cerebro. “El Transformer es como el cerebro de ChatGPT”, dijo con humor. “Tiene una parte que codifica la información y otra que la decodifica, muy parecido a lo que hace nuestro propio cerebro cuando comprendemos y respondemos una pregunta”, agregó.
Pero más allá de la tecnología, la académica quiso poner el foco en lo verdaderamente importante: cómo aprenden las personas. “El aprendizaje no ocurre de un día para otro. Es un proceso físico: cuando aprendemos, creamos y reforzamos conexiones entre neuronas. Cada práctica, cada repaso, fortalece esas redes y las vuelve más resistentes al olvido”, sostuvo.
La práctica como pilar del aprendizaje
La investigadora también invitó a repensar ciertas tendencias educativas que priorizan la comprensión inmediata por sobre la práctica. “Hoy se ha sobrevalorado la idea de que lo importante es ‘entender’, cuando en realidad, si no puedes recordar lo que aprendiste, no lo aprendiste del todo”, señaló.
Por eso, defendió la práctica deliberada y la memoria como pilares del aprendizaje profundo. Practicar —ya sea resolviendo ejercicios, repasando o explicando lo aprendido— consolida el conocimiento y evita que se desvanezca. “El conocimiento sin práctica es frágil. La comprensión conceptual es importante, pero sin repetición y memoria, no se sostiene”, enfatizó.
Desde la neurociencia, Oakley explicó que el cerebro utiliza dos sistemas de aprendizaje: uno más consciente, asociado al hipocampo (cuando memorizamos hechos o conceptos), y otro más automático, relacionado con los ganglios basales (cuando desarrollamos hábitos o habilidades). “Ambos deben ir de la mano. Por eso, enseñar solo con clases expositivas o solo con actividades prácticas no basta. Lo ideal es combinar una explicación clara con práctica activa: eso es la enseñanza directa”, aseguró.
Recuperar lo aprendido
También destacó una de las estrategias más efectivas para estudiar: la práctica de recuperación, que consiste en intentar recordar lo aprendido sin mirar los apuntes. “Ese simple ejercicio fortalece la memoria y mejora la comprensión profunda”, comentó.
Para cerrar, Oakley hizo una reflexión especialmente relevante en estos tiempos dominados por la inteligencia artificial: “El pensamiento crítico no surge de la nada. Se construye sobre una base sólida de conocimiento bien aprendido. En la era de la IA, más que nunca, debemos recuperar el valor de la memoria, la repetición y la información factual”.
Su mensaje fue claro: entender cómo aprende nuestro cerebro no solo ayuda a ser mejores estudiantes y docentes, sino también a enfrentar con mayor humanidad y criterio un mundo cada vez más tecnológico.
Te invitamos a ver la charla completa de Barbara Oakley a continuación: