05 Junio 2024

Artistas chilenos se reúnen en la UNAB a conversar sobre el poder de la creatividad para el aprendizaje escolar

El Laboratorio de Aprendizaje junto al Doctorado en Educación y Sociedad organizaron la charla y mesa redonda “¿Y si imaginamos juntos?: una conversación sobre pedagogía y creatividad”, instancia que reunió a tres destacados artistas, de diferentes disciplinas, que han hecho de la creatividad su herramienta cotidiana.

Uno de los creadores de la serie televisiva infantil 31 minutos, Álvaro Díaz; la escritora de cómics Marcela Trujillo -conocida por su pseudónimo Maliki– y el novelista Diego Zúñiga fueron los protagonistas de la charla y mesa redonda organizada por la Escuela de Educación de la Universidad Andrés Bello, a través de su Laboratorio de Aprendizaje y del Doctorado en Educación y Sociedad, para reflexionar sobre el lugar que la creatividad ha tenido en su trabajo, y cómo esta es útil en una sala de clases.

Mesa redonda Y si imaginamos juntos

En la instancia, a la que asistieron alumnos y profesores de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, además de estudiantes de octavo básico de un colegio santiaguino, los panelistas relataron sus diferentes procesos creativos, explicando cómo surgen sus ideas, cómo indagan e investigan para desarrollarlas y cómo las van materializando. De esta manera, a medida que compartían sus experiencias personales y profesionales, iba aterrizándose la premisa de que en la educación se requiere pensar creativamente.

“En todos ellos hay una sensibilidad frente a lo que pasa y qué iban experimentando desde temprana edad. Hay convicciones, miradas críticas y, sin duda, procesos de indagación, búsqueda y trabajo sistemático que lleva a una creación extraordinaria”, opinó la directora de la Escuela de Educación, Carmen Gloria Garrido, respecto a los invitados.

Vivencias particulares que alimentan la creatividad

“No sé si es muy buena idea para los demás, pero trabajar sin guion a mí me da una libertad muy grande para inventar cosas. Son riesgos, pero creo que la creatividad es eso, hacer cosas distintas a lo que se supone que hay que hacer”, comentó Maliki al explicar cómo fue creando algunas de sus novelas gráficas y diarios de cómics, y en qué se inspiraba para dibujarlos.Maliki

Sus bosquejos fueron parte de procesos internos que le posibilitaron crear personajes y abordar temas como la depresión y la menopausia, indagando con expertos en el área.

Diego Zúñiga, quien ha sido reconocido por la revista británica Granta como uno de los mejores novelistas latinoamericanos menores de 35 años, contó a los asistentes cómo ha sido su recorrido para llegar a ser el escritor que hoy es. A los 21 publicó su primera novela, Camanchaca (2009) y pasaron siete años para que su segunda novela -Racimo, 2014- viera la luz.

Diego Zúñiga

“Cuando uno escribe un libro no sabe bien por qué quiere escribirlo. Se tiene una intuición y el interés por ciertas características de los personajes que los inspiran”, comentó, respecto de su proceso creativo.

“Sorprende mucho la ligazón entre la noticia cotidiana y la generación de los personajes de sus libros”, explicó la directora de la Escuela de Educación, Carmen Gloria Garrido, sobre las obras del escritor.

El creador de 31 minutos, por otro lado, explicó que siempre trabajó de manera colectiva -junto a Pedro Peirano, cocreador de la famosa serie infantil- y enfocado en satisfacer una necesidad, como lo es la entretención. “Es muy raro que uno viva de un títere durante 21 años, no lo tenía presupuestado. Siempre me pregunto qué hubiera sido de mi vida si hubiera hecho lo que creía que haría, que no tenía nada que ver con 31 minutos”, comentó Díaz.

Álvaro Díaz

La creación y materialización de su gran obra nació de la convicción de situarse en el escenario local de la década del 2000 con una propuesta distinta para los niños. “Siempre pensé que el mundo de los adultos era de gran interés para los más pequeños. Una oficina me parecía cautivante y creía que las relaciones entre los personajes eran importantes. Queríamos ofrecer un programa que fuera la antípoda de los espacios infantiles de esa época, llenos de gritos, bailes y estridencias”, finalizó.