Alumnas de TO relatan experiencia de práctica virtual con población de Tirúa
Más de 200 kilómetros separan a Concepción y Tirúa, una distancia que impone dificultades de acceso para trabajar con la población de esa comuna. Sin embargo, este año, el trabajo remoto y el esfuerzo de estudiantes de Terapia Ocupacional, lograron vencer la brecha y conocer más de la cosmovisión lafkenche y de las necesidades de una zona con fuerte arraigo cultural y ancestral.
La recopilación de diálogos sobre prácticas, hábitos y rutinas que apoyen la auto-sustentabilidad y el cuidado del medio desde el concepto del buen vivir o vivir en armonía, “kume mongen”, es parte del trabajo realizado por alumnos de Terapia Ocupacional de la Universidad Andrés Bello sede Concepción con la comunidad de Tirúa. Esto en el marco de un proyecto desarrollado por el Programa de Atención Domiciliaria del Adulto Mayor, Padam, del Hogar de Cristo en la comuna y alumnas de Trabajo Social de la Ucsc.
En ese contexto, estudiantes Unab realizaron su práctica profesional llevando a cabo, en el caso de Lizabeth Vega, intervenciones remotas con adultos mayores respecto al cuidado del medio ambiente, “siendo ellos los protagonistas como agentes de cambio”, explicó. “Tuvimos que comunicarnos con distintos agentes territoriales vía telefónica, a quienes se les realizó una entrevista que nos permitió analizar la importancia que le dan al cuidado del medio ambiente y los daños que están viviendo a nivel local, los estilos de vida, los aspectos que ellos mejorarían de las políticas públicas, enfoque de género, la importancia de las personas mayores en la Cultura Mapuche y como todo esto podría aportar a la cultura hegemónica occidental”.
Para Lizabeth descubrir parte de la riqueza de la cosmovisión del pueblo mapuche- lafkenche fue clave en esta experiencia. “Por ejemplo, como ellos ven la salud a través del uso de plantas medicinales, como una forma de curar enfermedades, pero también de prevención y cuidado del cuerpo. Aún existen distintos agentes de salud bien conocidos allá como lawentuchefes, componedores de huesos, algunas parteras, machis, estas últimas como una mezcla de salud espiritual, corporal y comunitaria. La mirada de la salud allá como lo mencionaba una de las personas entrevistadas, tiene que ver también con una conversación que sana, con una tomada de mate, con escucharse, con remedios de campo que cada vez son más difíciles de conseguir, y todo esto se reduce en un trato digno, con el “buen vivir””, comentó.
Otro de los acercamientos a la comunidad de Tirúa fue a través de un diagnóstico para detectar las principales necesidades. “A través de las entrevistas – cuenta Javiera Ríos, otra de las internas que realizaron su práctica en la comuna- se pudo ejecutar un análisis de los discursos, sobre las principales necesidades que hay dentro del Territorio, donde surgieron temas como la conectividad, la situación de soledad y/o abandono hacia las personas mayores, la falta de equidad de género, la identidad cultural, el acceso a la salud, la participación comunitaria, la falta de trabajo, barreras de exclusión, la educación e información hacia la comunidad, y atención a los cuidadores”.
Desde la perspectiva del aprendizaje profesional, Javiera destacó que lograr este acercamiento sobre las realidades propias de un territorio y el desarrollar una intervención situada descolonizante, que rescata los saberes del territorio, que en su gran porcentaje pertenece a una población Mapuche, “da cuenta de la importancia en nuestra formación profesional. Como futura Terapeuta Ocupacional, el tensionar las prácticas convencionales y estandarizadas de siempre es un gran paso, lograr un trabajo interventivo con la comunidad desde un sentido de pertenencia, con un significado, respetando la interculturalidad, contemplando la dignidad humana de las personas, siempre desde un enfoque de derechos humanos”.