Columna de opinión: «Algunas claves para entender el resultado de las elecciones de este 15 y 16 de mayo»
En columna de opinión, el profesor de la Facultad de Derecho de la Sede Viña del Mar, Dr. Jorge Astudillo, se refiere a cinco factores claves que marcaron las recientes elecciones en Chile: la fortaleza del sistema electoral, la baja participación ciudadana, el Gobierno, la crisis de la clases política tradicional y la consolidación de nuevas figuras políticas.
El fin de semana hemos sido testigos de un hecho inédito en nuestra historia electoral y política. La votación en dos días, la elección de una Convención Constitucional Paritaria para redactar la nueva Constitución, la elección por primera vez de gobernadores, el importante debilitamiento de la clase política que ha gobernado Chile en los últimos 30 años, entre otros factores, hicieron que esta elección haya sido una de las más trascendentales de nuestra historia republicana. Con el 100% de las mesas escrutadas ya es posible proponer algunas claves para explicar esta jornada. En primer lugar, la fortaleza de nuestro sistema electoral. Resulta fundamental para la democracia y para la legitimidad de cualquier proceso eleccionario la existencia de un sistema electoral transparente y limpio, que no genere ninguna duda respecto de la validez de los resultados. Cualquier elección y más aún, una de la trascendencia como la que tuvimos este fin de semana requiere una total certeza de que los resultados son el real reflejo de la voluntad ciudadana. A diferencia de lo que ha sucedido en otros procesos eleccionarios de los últimos tiempos en el continente (Estados Unidos, incluido) en Chile nunca ha sido un tema el supuesto fraude electoral al día siguiente. Tanto vencedores como vencidos aceptan los resultados, sin cuestionamientos importantes y ello es fundamental para dotar de legitimidad cualquier proceso de esta naturaleza. Además, es formidable que en la misma jornada de cierre de la votación ya tuviéramos los resultados a nuestra disposición. Esta rapidez y eficacia también es crucial para la confianza ciudadana en de este tipo de actos. Una gran lección: en tiempos en que muchos de nuestros valores republicanos han quedado olvidados (como la costumbre de ir en masa a votar o tratar con respeto al rival) debemos valorar, cuidar y fortalecer nuestra capacidad y voluntad de organizar procesos en que se manifiesta la voluntad popular en forma eficaz y transparente. Otro asunto importante fue la baja participación ciudadana. Esta última, resulta preocupante, especialmente, considerando todo lo que estaba en juego en estas elecciones y que solo un 43,35% del padrón electoral haya concurrido a votar. Aunque esta tendencia se ha ido incrementando desde el retorno a la democracia, de todos modos, no deja de llamar la atención la baja participación ciudadana, especialmente, si consideramos que un gran porcentaje de los votantes se encuentra a lo menos con una dosis de la vacuna puesta y que la elección se realizó en dos días. La pregunta que surge es: ¿habrían variado los resultados que conocimos anoche con sufragio obligatorio? Un tercer factor es Sebastian Piñera, cuyo gobierno tuvo desde un punto de vista político, una oportunidad histórica de enfrentar la pandemia tomando medidas que realmente implicaran una ayuda efectiva. No solo a los más vulnerables sino también a la clase media y pymes y así posesionar a la centroderecha como una alternativa capaz de empatizar con los problemas de las personas y tomar decisiones que impliquen mejorar sus condiciones de vida. Sus mismos partidarios han reconocido que el Gobierno se acostumbró «a llegar tarde» a la hora de proponer soluciones y eso tiene un costo político. A pesar, del evidente éxito de proceso de vacunación, éste no fue suficiente para lograr cambiar la imagen de un Gobierno que una y otra vez fue incapaz de entender las necesidades de las personas más allá de su entorno. Errores políticos como el requerimiento al Tribunal Constitucional por el tercer retiro de las AFP, significaron un fuerte golpe del que los partidos de Vamos Chile no lograron reponerse. El Presidente sigue sin entender las causas del estallido social y todo dice que ya no lo logrará y el costo de ello lo pagará su sector, como sucedió en estas elecciones. Un cuarto factor es la crisis de la clase política tradicional. La elección de este fin de semana implicó un importante debilitamiento de la clase política que gobernó Chile en los últimos 30 años y ello no es una sorpresa. Las últimas encuestas muestran a los partidos políticos y al Congreso Nacional como una de las instituciones que menos confianza generan en la ciudadanía y ello se reflejó en esta elección. El resultado que conocimos anoche ha dejado en una difícil situación política a la centroderecha, pero sin duda, los grandes perdedores fueron los partidos políticos de la antigua Concertación y Nueva Mayoría, quienes solo alcanzaron 25 cupos de los convencionales. Esta elección nos deja otra conclusión importante: el mapa político, que en su momento fue alterado por el Frente Amplio, hoy reconoce a los independientes como un nuevo protagonista. Los resultados de las elecciones de 15 y 16 mayo deben llamar a todos los actores políticos, especialmente a los partidos políticos (todos los partidos), a realizar una fuerte y objetiva introspección respecto de su rol dentro del sistema y de su capacidad para representar a la ciudadanía y canalizar sus inquietudes a los ámbitos decisionales. Y como quinto factor, la consolidación de Jadue. A pesar de que el Partido Comunista sigue manteniendo su votación histórica cercana al 5% de los votantes que sufragan en cada elección, Daniel Jadue, ha logrado posesionarse como una seria carta presidencial, alcanzando un importante apoyo en ciudadanos y ciudadanas que no son comunistas. En la medida que se mantenga la unión entre Frente Amplio y Partido Comunista, se siga debilitando la centroderecha y la centroizquierda tradicional, Jadue, tiene muchas posibilidades de ser el futuro presidente de la República. En los próximos meses, vienen etapas cruciales para Chile. Es de esperar que el Gobierno terminé con más aciertos que errores su período, que la clase política analicé y sea capaz de leer estos resultados y logre conectar mejor con la ciudadanía y que los hombres y mujeres que redactarán la nueva Constitución lo hagan mirando el interés general y no actúen cegados por sus ideologías personales porque la Constitución es el pacto que fija las reglas básicas y fundamentales de convivencia para todos y todas, incluso para los que piensan distinto.
Dr. Jorge Astudillo Muñoz
Académico Facultad de Derecho
Universidad Andrés Bello