18 Junio 2025

Académicas UNAB viajan más de 250km diarios para formar matronas en el Hospital de Rengo

Docentes de la Escuela de Obstetricia UNAB viajan más de 250 km diarios para guiar a sus estudiantes en partos humanizados en el Hospital de Rengo, demostrando vocación, liderazgo y formación conectada con la realidad.

En el Hospital de Rengo, cada semana, las matronas Sirze Torres y Nicole Becerra se convierten en referentes de vocación y entrega. Ambas son docentes de la carrera de Obstetricia de la Universidad Andrés Bello, sede Santiago, y ejercen también como matronas en hospitales de alta complejidad de la Región Metropolitana. Pese a sus intensas jornadas clínicas, viajan diariamente más de 250 kilómetros para acompañar en terreno a sus estudiantes en la atención de partos. 

Pero el viaje no es lo único. Según la directora de carrera, Sara Parada, lo que verdaderamente marca la diferencia es su enfoque pedagógico: promueven una atención del parto digna, respetuosa y humanizada. “Les transmiten la importancia de mirar a la mujer como protagonista de su proceso, de respetar sus tiempos, sus decisiones y su historia”, expresa.  

Logran que los futuros profesionales comprendan la profundidad de lo que significa ser matrona: no solo manejar lo clínico, sino saber estar, saber escuchar y saber contener

Este compromiso se traduce en una enseñanza activa y reflexiva. Según explican las propias docentes, su trabajo en el hospital de Rengo les permite demostrar que también en contextos rurales o de menor complejidad es posible formar matronas con competencias clínicas sólidas y seguras. 

“Tratamos de impulsar pasión en esta profesión, logramos ver cómo van desarro

llando autonomía, criterio clínico y capacidad de adaptación. Es muy gratificante saber que están aprendiendo a empoderarse en cualquier lugar donde ejerzan, lo que sin duda fortalece su identidad profesional”, señalan.  

Desafíos reales que fortalecen la vocación

Trabajar en Rengo, explican las docentes, implica liderar procesos clínicos con menos recursos y tomar decisiones en contextos donde el primer paso es muchas veces estabilizar a una paciente para su eventual derivación. “Esta responsabilidad recae fuertemente en el equipo de salud local, lo cual exige un alto compromiso, capacidad de respuesta y trabajo colaborativo. Son contextos que fortalecen la toma de decisiones y el liderazgo clínico también”. 

Tanto Sirze como Nicole reconocen que han enfrentado momentos difíciles que han puesto a prueba sus capacidades profesionales y emocionales. Sin embargo, coinciden en que estas experiencias las reconectan con su vocación. “Ha sido un ejercicio importante de volver a lo esencial, de recordar nuestras propias etapas de formación en internados rurales. Nos enseñan que, aun con menos recursos materiales, es posible brindar una atención segura y de calidad”. 

Nos gustan los desafíos. Estas experiencias nos conectan profundamente con la profesión, y estamos contentas de que la Universidad nos permita explorar nuevos caminos. Solo nos queda agradecer por brindarnos esta experiencia 

La perspectiva de las internas 

Esa misma gratitud la comparte Nicole López, interna de la carrera, quien realizó sus prácticas en el Hospital de Rengo. “Fue una experiencia muy enriquecedora para mi formación personal y profesional. Al ser un hospital pequeño y llevar una buena relación con mi turno, pude desenvolverme en todos los servicios, lo que me permitió ganar autonomía y confianza frente a las pacientes y al equipo”, recuerda. 

Sobre el acompañamiento docente, agrega: “Fue un gran apoyo. Tener una cara conocida en la que podíamos confiar ante cualquier complicación hizo una gran diferencia. Definitivamente es un campo clínico que recomiendo a ojos cerrados”.