Abogado litigante norteamericano se refirió a la realización de juicios orales en tiempos de pandemia
Ricardo García, Defensor Público de Los Ángeles, California, fue invitado a realizar la charla inaugural de la cuarta versión del Diplomado de Litigación Oral de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello.
El Diplomado de Litigación Oral de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello inició su cuarta versión con una charla del destacado abogado litigante y Defensor Público de Los Ángeles, California, Ricardo García.
El profesional, que cuenta con estudios en las universidades de Berkeley y Santa Cruz, expuso sobre la intersección entre las cuestiones de salud y seguridad creadas por el COVID-19 y los derechos constitucionales de los clientes.
De esta forma, explicó que en Estados Unidos el sistema de litigación oral siempre es presencial, ya que es derecho del acusado estar presente ante los que le acusan y contrainterrogar a la evidencia que presentan en su contra, considerando el concepto de que es inocente hasta que se compruebe lo contrario más allá de cualquier duda razonable.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 obligó a pensar de forma diferente. Por ello, se reunieron a conversar todos los intervinientes: Fiscalía, Defensoría y jueces, para ver cómo implementar un sistema que mantuviera la salud y la seguridad de los participantes, al mismo tiempo que la protección de los derechos fundamentales de los acusados.
Así también, aseguró García, había que pensar en los derechos de los participantes, ya que en un juicio oral es importante ver las caras para tratar de entender las emociones, algo que en video se vuelve más complejo. A esto se suma el uso de las mascarillas las que, al cubrir los rostros, impiden el entendimiento y la conexión con el jurado.
De las diversas visiones surgió la idea de implementar un sistema por video en ciertas audiencias. Sin embargo, aquí surgió otro problema: cómo asegurar que la gente acusada se sintiera cómoda de que no iban a estar grabando su conversación para usarla después, es decir, que esta instancia fuera completamente protegida.
“Esa pregunta la fuimos desarrollando, asegurando sistemas cerrados para la defensa y el acusado, aunque fuera en la cárcel o en su casa, y usando el video primero en audiencias menos importantes para luego abrirlo a audiencias de mayor importancia”, expresó el abogado norteamericano.
Ricardo García agregó que, a pesar de esto, el juicio oral no podía ser en video en su totalidad debido al derecho fundamental de poder contrainterrogar a los acusadores en vivo. De ahí entonces que había que seguir pensando en el tema de la seguridad.
Medidas de precaución y protección
Así, dijo que antes de empezar a hacer los juicios presenciales debían poder controlar la infección dentro de la cárcel del condado, logrando bajar el número de presos de 17 mil a 12 mil gracias al trabajo en colaboración con todos los participantes del sistema penal y, por consiguiente, la cantidad de contagios dentro del recinto.
Fue de esta forma que lograron desarrollar el primer juicio oral presencial del condado de Los Ángeles, lo que fue celebrado por García ya que afirmó que hay más de 5 mil presos esperando su juicio. Para llevarlo a cabo utilizaron plexiglás para separar al jurado de los litigantes, pusieron distancia entre cada miembro del jurado y se requirió el uso de mascarilla a quien no estuviera hablando.
Además, como los juicios en Estados Unidos deben ser abiertos al público por obligación constitucional, tuvieron que dejar espacio para los noticieros de manera que pudieran reportar hacia afuera lo que estaba pasando y tener cámaras cerradas para que la familia del acusado y de las víctimas pudieran ver lo que estaba sucediendo.
Así y todo, será un proceso lento de implementar, sobre todo porque, cuando comenzó la pandemia, la Corte Suprema del estado de California impuso una orden de suspender los juicios alargando sus plazos, cuestión a la que se opone Ricardo García.
“Mientras nosotros estamos aquí, sanos y salvos en nuestras casas, nuestros clientes siguen encerrados, entendiendo que son inocentes bajo la ley en ese momento, sin saber cuándo van a poder ejercer su derecho de tener un juicio oral”, expresó el profesional de la Defensoría Pública.
García agregó que “aún se están aplazando los juicios, pero, debido a que hay tantos atrasados acá en Los Ángeles, la Corte y la Fiscalía están dispuestos a trabajar con nosotros para empezar a hacer los juicios de una forma más controlada”.
Especialización para un mundo competitivo
Cabe destacar que, además de la charla del abogado litigante Ricardo García y de un saludo de la profesora de litigación oral de la California Western School of Law, Audrey McGinn; la inauguración contó con las palabras de bienvenida de distintas autoridades de la Facultad de Derecho UNAB.
Una de ellas fue la decana Carolina Schiele, quien aseguró que es un orgullo que este diploma se mantenga tantos años con un gran interés de participación. “Es un programa que cuenta con un curso certificado por la California Western School of Law, así que realmente lo valoramos y estamos complacidos con la preferencia de nuestros estudiantes”, indicó.
De la misma forma, el director de carrera de la sede Viña del Mar, Francisco Quiero, reconoció el fuerte posicionamiento que tiene el diplomado en la zona. “Las razones de esto pueden ser muchas, como la excelencia de su cuerpo docente que cuenta con mucha experiencia académica y profesional y, sobre todo, el cariño y la pasión que se nota de parte de todo el equipo”, señaló.
Finalmente, la directora del Diplomado, Paula Millon, expresó que “compartir esta experiencia educativa es muy emocionante y gratificante, la verdad es que en el ejercicio profesional de la abogacía siempre se presenta un escenario cada vez más competitivo y especializado y esto nos obliga a tener mayores y mejores herramientas para estar a la altura”.
Además, deseó que el programa sea una experiencia gratificante para todos y todas, destacando que, aunque en esta ocasión se deba desarrollar de manera virtual, se podrá contar con la asistencia de estudiantes de todos lugares de Chile, así como de docentes que de otra forma no habrían podido participar.