35 años, 35 hitos UNAB | Vicente Cáceres: “He visto a los estudiantes transformarse en profesionales exitosos y ser parte de su crecimiento y movilidad social”
Este joven directivo ha trabajado durante toda su vida profesional en el fortalecimiento de los vínculos entre la U. Andrés Bello y sus estudiantes. Actualmente, a través del desarrollo de áreas clave como son: el deporte, el bienestar integral, la inclusión, el voluntariado y las iniciativas solidarias, ha marcado su liderazgo, junto a su habilidad para escuchar y la capacidad para gestionar una de las comunidades estudiantiles más grandes del país.
«He pasado casi la mitad de mi vida aquí», recuerda Vicente Cáceres al hablar de su cercanía con la Universidad Andrés Bello. De hecho, fue estudiante de Ingeniería de Administración de Empresas en 2006, donde destacó como dirigente estudiantil, convirtiéndose en el portavoz de sus compañeros de esa época.
Tras su titulación y luego de haber destacado por su liderazgo estudiantil, llegó al cargo de Encargado de Asuntos Estudiantiles en el Campus República. Por años se relacionó directamente con los estudiantes, apoyándolos, generando actividades y todo lo necesario para que estos tuvieran la mejor experiencia universitaria.
Posteriormente, en 2016 fue nombrado Director General de Desarrollo Estudiantil, donde ha tenido que impulsar la transformación del área con foco en el bienestar, la vida estudiantil y el deporte para entregar una experiencia universitaria integral e inclusiva a los jóvenes que ingresan a la universidad.
Vicente, conocido cariñosamente como «Vicho», es ampliamente reconocido y querido por muchos estudiantes, egresados, académicos y colaboradores. Se le describe como un profesional dedicado, con una habilidad única para escuchar y resolver tanto pequeñas como grandes problemáticas. Además, se le atribuye ser inventivo y, sobre todo, «muy trabajador, siempre dispuesto a ser el último en irse y muy atento a todo lo que se debe hacer. Siempre puedes contar con él”, comentan los cercanos de su equipo
En su faceta personal, Cáceres es un apasionado por el deporte. Esta pasión lo hizo integrar y ser capitán de la Selección de Fútbol UNAB cuando era estudiante. Aunque nos cuenta que ha dejado el balón pie en pausa, sin embargo, a veces lo vuelve a practicar, junto al trekking o running, los cuales le ayudan a liberarse del estrés de la ciudad.
Originario de la Región del Maule, Vicente Cáceres tiene una conexión especial con la naturaleza y su entorno. “Me gusta mucho el campo, eso realmente me motiva y me mueve”, sostiene.
Con 18 años de historia en UNAB, Cáceres nos brinda una mirada amplia de esta casa de estudios, desde la perspectiva estudiantil y del relacionamiento con la comunidad.
¿Cómo han sido estos 15 años trabajando en la U. Andrés Bello en términos profesionales y personales?
Ha sido un período extraordinario. Como exalumno de la universidad de pre y postgrado y antiguo dirigente estudiantil, participé activamente en diversas actividades y eventos de la universidad, lo que contribuyó a forjar un fuerte vínculo con UNAB. Durante esos años, también conocí a mi esposa, quien también es egresada de esta casa de estudios. Así que, UNAB ha sido una parte fundamental de mi vida, tanto en lo personal como en lo profesional.
Me ha tocado contar mi experiencia a los estudiantes nuevos, compartir cómo llegué a la universidad y recordarles que, al igual que ellos, llegué con muchas ilusiones, miedos y ciertas dosis de incertidumbre. A medida que avanzaba mi carrera, esa incertidumbre se despejó, y pude experimentar un notorio crecimiento en distintos ámbitos.
¿Qué situación o hecho cree usted que lo ha marcado significativamente como colaborador y parte de la comunidad UNAB?
En estos años, han sido muchos los hechos relevantes que he vivido. Uno de los momentos cruciales se remonta al año 2016, cuando asumí la nueva Dirección General de Desarrollo Estudiantil. En ese período, enfrenté el reto de liderar esta área en medio de una crisis. Esto coincidió con un clima de descontento estudiantil y un contexto de alta convulsión a nivel nacional.
Por lo que nuestra transformación fue gradual pero realmente importante, y esto se demostró en un aumento considerable en el compromiso y la satisfacción de la comunidad estudiantil, y se tradujo posteriormente en un reconocimiento hacia la DGDE por parte de los alumnos y la comunidad.
¿Y cómo vivieron como área y los estudiantes el tema de la pandemia por Covid-19?
Creo que esto nos afectó a todos, pero representó un golpe particularmente duro para una unidad como la nuestra, que se basa en un contacto individual y colectivo, en una estrecha relación con los estudiantes y un trabajo en terreno importante.
Poco a poco, logramos adaptarnos al contexto y responder a las necesidades de nuestros alumnos. Esto requirió una adaptación considerable, ya que los estudiantes necesitaban sentir nuestra proximidad a pesar de estar lejos. Fue una prueba extraña, ya que debíamos mantener el espíritu de una comunidad en alto en momentos tan difíciles, además, debíamos conservar esa cercanía a través de las pantallas, pero lo logramos mediante la creación de actividades para establecer múltiples vínculos con los alumnos y llevar de forma creativa varias iniciativas y ayudas a sus hogares.
¿Y particularmente cómo trabajan ustedes el bienestar de nuestros estudiantes?
Tenemos una preocupación constante por el bienestar en general, tanto físico como emocional de la comunidad estudiantil. Para muchos estudiantes, la universidad es el lugar donde forman redes y, en algunos casos, se convierte en su refugio en su hogar si tienen dificultades. Debemos transformarlo en un espacio seguro para ellos.
Nuestros lemas internos son «Nos gusta lo que hacemos» y «Este es el mejor espacio en el que pueden estar» transmiten nuestro compromiso de ofrecer a los estudiantes las condiciones para que puedan alcanzar su máximo potencial como profesionales en formación. Nuestra meta es llegar a la mayor cantidad de estudiantes posible, establecer lazos con ellos y mostrarles cómo pueden avanzar en sus carreras y alcanzar sus objetivos personales y profesionales.
Esa es nuestra labor y se centra en crear una experiencia memorable y un ambiente seguro en el que todos los estudiantes puedan crecer y desarrollarse para tener éxito en lo que se propongan y es parte de la historia de UNAB.
¿Cómo ha visto y vivido la evolución de la UNAB en estos años?
Desde mi perspectiva, he sido testigo de la notable capacidad de resiliencia, transformación e innovación que UNAB ha demostrado en el corto plazo. Ha pasado a convertirse en una organización líder y vanguardista, siendo la universidad más grande en términos de matrícula en el país. Esto se logra haciendo las cosas bien y siendo muy responsables con el proyecto educativo.
Este proceso ha requerido grandes ideas y un compromiso constante para mantener altos estándares de calidad y excelencia, los cuales hoy día sitúan a UNAB en una posición destacada en términos de acreditación, calidad, investigación, satisfacción, vinculación y muchos otros aspectos. Esto último reconocido este año por una acreditación de excelencia.
Este éxito es, sin lugar a duda, un logro conjunto de la comunidad UNAB. Siempre destaco que la universidad se construye a través de la colaboración de todos nosotros: estudiantes, autoridades y quienes establecieron la dirección de la institución.
¿Cuál cree que es su sello en la gestión que ha realizado en UNAB?
A lo largo de los años, hemos logrado que nuestra unidad sea reconocida por promover un ambiente diverso con sello distintivo de solidaridad y empatía en toda la universidad. Este enfoque es inherente a nuestra labor. Sin embargo, más allá de esto, generamos un valioso capital social y tejido comunitario debido a que nuestro equipo está conformado de una gran diversidad y por personas tremendamente talentosas con una gran vocación de servicio y solidaridad. Reconocemos el valor de establecer conexiones y relaciones significativas con los demás sin importar su género, su condición social, económica, política o religiosa. De esta forma buscamos representar la diversidad que mueve los valores institucionales.
En cada situación compleja o durante una crisis, vemos una oportunidad. Por lo tanto, buscamos ser una unidad proactiva al proponer numerosas ideas para abordar los problemas antes que nadie. Nos esforzamos por ser un componente esencial en la vida de la universidad y, en última instancia, innovadores para estar a la altura de las expectativas de una institución de esta envergadura. Contribuir al logro de las metas y objetivos institucionales es algo que también nos impulsa y nos compromete profundamente.
¿Qué se siente formar parte de una institución que este año cumple 35 años?
Siento un profundo orgullo. Ser parte de esta institución y desempeñar un rol como el que asumo es, para mí, como competir en las grandes ligas del deporte. Dado que fui – aunque no lo parezca – deportista en mi pasado, siempre he tenido un espíritu competitivo y disfruto desafiándome a mí mismo y con quienes trabajo para estar entre los mejores y alcanzar la excelencia. En este sentido, cuando observo los 35 años de existencia de la UNAB y su estatus como una de las universidades más importantes del país, siento un orgullo inmenso.
Es asombroso ver cómo, en solo 35 años, la institución ha logrado competir al más alto nivel y mantenerse a la par de universidades centenarias. Esto es algo que me llena de satisfacción y tranquilidad, ya que refleja que estamos haciendo las cosas de manera seria y responsable.
En este período he tenido la oportunidad de conocer a personas excepcionales en la universidad, algunas ya no están, mientras que otras continúan aquí. Ha sido un viaje vertiginoso, todo ha ocurrido muy rápido, pero también ha sido increíblemente gratificante. He tenido la oportunidad de ver a estudiantes transformarse en profesionales exitosos, y ser parte de su proceso de crecimiento y movilidad social, lo que es fundamental para nuestra universidad y nuestro país.