35 años, 35 Hitos UNAB | Pierre Paul Romagnoli un hombre de ciencia en la academia
En sus dos décadas de trayectoria, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas ha apoyado la transformación institucional desde el mundo de la investigación, la academia y la gestión. Y, a su vez, ha impulsado exitosamente la creación de nuevas carreras e institutos en su área, aportando así en la consolidación institucional de UNAB.
La historia de Pierre Paul Romagnoli en la Universidad Andrés Bello se remonta al 2004, cuando se unió al cuerpo académico, como investigador y coordinador del área estadística de la Facultad de Ingeniería, cuando aún era rector Manuel Krauskopf, quien impulsó fuertemente la investigación en la casa de estudios.
Luego, el profesor Romagnoli fue escogido para crear y dirigir el Departamento de Matemáticas, donde su gestión fue reconocida por estudiantes, colegas y la comunidad UNAB. Su ímpetu y rigurosidad lo impulsaron a cumplir de la mejor manera con los altos estándares académicos exigidos.
En 2011, UNAB continuó impulsando el desarrollo de la investigación y creó la Facultad de Ciencias Exactas, la cual desde 2014 ha sido liderada por el Dr. Romagnoli como decano. Durante su gestión, ha trabajado incansablemente para desmitificar la complejidad de la ciencia, haciéndola más accesible y moderna. Dejando una huella de innovación y pluralismo en este campo, transformándolo en un lugar de exploración y descubrimiento para los estudiantes.
De hecho, sus palabras reflejan su pasión y dedicación a su labor, manifestando que «aquí puedo proponer y crear nuevas carreras. La UNAB es un lugar que nos impulsa a crecer, a ser activos y dinámicos, lo que resulta en una experiencia intensa y desafiante». Fuera del ámbito académico, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas es un padre dedicado a sus hijos, Pietro y Mila. Su vida personal es una mezcla de pasiones, desde su colección personal de películas de ciencia ficción hasta su entusiasmo por el Aikido, una disciplina que ha practicado con orgullo por 31 años, además de impulsarla en el país.
Romagnoli, quien de profesión es Ingeniero Matemático, repasa en esta entrevista sus 20 años de trayectoria a nivel institucional, transformándolo en el decano con más antigüedad dentro del Consejo Superior de UNAB.
¿Cómo han sido estos 20 años trabajando en la U. Andrés Bello en términos profesionales y personales?
He vivido numerosas experiencias significativas, tantas que podría escribir un libro. Llegué a UNAB cuando el rector de ese entonces, Manuel Krauskopf, tenía el desafío de incorporar la investigación y el desarrollo del Departamento de Ciencia Básica, ambos objetivos eran novedosos para la institución en esos años.
Los primeros ocho años fueron un verdadero reto, ya que estábamos iniciando algo completamente nuevo. Como nueva generación de investigadores en UNAB, tuvimos que luchar incansablemente para encontrar nuestro lugar.
Mis inicios fueron en la Facultad de Ingeniería, que en ese momento daba prioridad a los asuntos académicos sobre la investigación. Por lo tanto, tuvimos que esforzarnos al máximo para obtener resultados y equiparar ambas visiones. Después de años de dedicación, uno puede apreciar todo lo que se ha logrado. Estoy muy satisfecho de haber creado e implementado una serie de protocolos y procedimientos claves que siguen siendo relevantes hasta el día de hoy, lo cual me enorgullece muchísimo.
¿Qué momento significativo recuerda durante estos 20 años en UNAB?
Son varios los que se me vienen a mi cabeza, como por ejemplo la trágica partida de uno de los fundadores de la universidad, Ignacio Fernández Doren, o la incorporación del grupo educacional Laureate como sostenedor. Sin duda, hemos experimentado una transformación considerable, de ser una universidad muy familiar a una institución más compleja, con estrictos controles de gestión y calidad.
También recuerdo que, en 2016, la Facultad de Ciencias Exactas sufrió un incendio, que significó la pérdida completa del departamento de Matemáticas y más de la mitad del departamento de Ciencias Físicas y de Ciencias Químicas. Yo perdí mis libros, mis títulos y muchas otras pertenencias, pero nos recuperamos y comenzamos una nueva etapa. Desde entonces, la Facultad ha tenido un gran desempeño, siendo líderes en publicaciones e investigaciones, y eso me llena de satisfacción como decano.
En lo personal, he establecido vínculos sólidos. Creo que somos la única universidad en la que los departamentos de Ciencias Físicas, Ciencias Químicas y Matemáticas se comunican entre sí y trabajan en conjunto y coordinados. A nivel del cuerpo de decanos es lo mismo, hemos logrado un importante vínculo profesional, incluso somos amigos y colegas cercanos.
Desde su área, ¿Cómo ha visto y vivido la evolución de la UNAB en estos años?
La evolución ha sido verdaderamente notoria en todos los niveles. En primer lugar, destaco que hemos logrado ser una universidad de excelencia con calidad educativa, entendiendo que nuestros estudiantes son diversos y que pertenecen a distintas realidades, reflejando lo que es Chile hoy en día.
En segundo lugar, considero que la universidad realmente cuida a sus profesores, a diferencia de otras instituciones que jubilan a sus académicos a cierta edad. En UNAB, se valora y retiene a sus docentes, lo cual es gratificante.
También considero importante la iniciativa que desarrolla el área de Alumni de UNAB, que ha permitido a los exalumnos establecer redes y ha demostrado un compromiso genuino con su bienestar. Personalmente, he sido testigo de su crecimiento durante los últimos seis años.
¿Y a modo personal como ha vivido usted esta evolución?
En estos 20 años en la Universidad Andrés Bello he experimentado un crecimiento personal y profesional significativo. Pase de ser del grupo de los nuevos doctores que se enfrentaban a un sistema académico ya establecido, donde el foco estaba solo en la docencia, a ser parte de los docentes e investigadores que modernizaron la institución.
En este camino los doctorados y los centros e institutos se han vuelto esenciales, Además, de la creación de apoyos significativos para los estudiantes, incluyendo un aumento en becas y oportunidades para aquellos que demuestran un gran esfuerzo y aptitudes. Los aportes de la Facultad de Ciencias Exactas, a través de sus 3 departamentos, en cuanto a la enseñanza de la ciencia son legendarios siempre incorporando iniciativas innovadoras y diversas que nos permitieron funcionar durante la pandemia de manera ejemplar. Todos los años surge alguna iniciativa o idea nueva para mejorar nuestro trabajo docente.
¿Cómo ha aportado la Facultad de Ciencias Exactas en lo que es UNAB hoy en día?
Para mí, la creación de la Facultad que dirijo marcó un hito importante en el ámbito de la investigación científica. Hemos aportado con nuevos Centros e Institutos que incluso nos ha llevado a ser miembros institucionales del CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear) con el primer Instituto Milenio donde la Universidad Andrés Bello es la institución principal y que es liderado por Sergei Kuleshov.
Actualmente, contamos con el doctorado en Fisicoquímica Molecular uno de los primeros doctorados de UNAB y único en Chile, fundado por el Dr. Ramiro Arratia, quien es hoy profesor emérito de nuestra casa de estudios, el cual ostenta una acreditación de 7 años.
También al inicio de mi gestión como decano logramos abrir dos nuevos doctorados, el de Astrofísica que nace con la llegada del destacado astrónomo Dante Minniti y que ya cuenta con destacados egresados y 5 años de acreditación. A este se suma, el de Ciencias Físicas que cuenta con 5 años de acreditación y una línea de investigación con investigadores de la CCHEN (Comisión Chilena de Energía Nuclear).
¿Cómo se siente formar parte de una institución que celebra su 35 aniversario este año?
Cuando cierro los ojos y los vuelvo a abrir, me sorprende lo rápido que ha pasado el tiempo. Me doy cuenta de que han transcurrido 35 años, de los cuales he sido parte de esta institución durante los últimos 20 años, aunque siento que ha sido en un abrir y cerrar de ojos. Nunca imaginé que llegaría a desempeñar los roles de director y decano aquí.
Al mirar hacia atrás y reflexionar sobre todo lo que ha sucedido, me invade un sentimiento de profunda satisfacción y orgullo por los logros de UNAB. Cuando comencé, las universidades privadas estaban en su primera etapa. Sin embargo, hoy en día, los colegas de universidades más tradicionales nos consultan sobre cuestiones profesionales y hemos avanzado de manera sorprendente. Para mí, el saber que formo parte de una institución como esta me llena de alegría y gratitud.